[Originalmente publicado en Workers Vanguard No. 29, 28 de septiembre de 1973. Traducido en Cuadernos Marxistas No. 3.]
A medida que el gobierno de la Unidad Popular capitulaba repetidamente ante las demandas de los reaccionarios, cierto número de grupos a la izquierda de los reformistas Partidos Comunista y Socialista crecían rápidamente. El mayor de éstos era el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), una formación castrista de izquierda. El MIR originalmente se opuso a cualquier participación en las elecciones y consideraba la guerra de guerrillas campesina como él camino al poder en vez de la insurrección proletaria. Sin embargo, después de la victoria electoral de la UP en septiembre de 1970 el MIR cambió bruscamente su posición, capitulando ante la popularidad de Allende: “Sostenemos que la victoria electoral de la izquierda constituye un inmenso avance en la lucha del pueblo por la conquista del poder…” (Punto Final, 13 de octubre de 1970). Consiguientemente adoptó una posición de “apoyo crítico” al gobierno del frente popular: “… a pesar que no concordamos con cada paso de la Unidad Popular… a pesar de que tengamos diferencias con aspectos de su política, ello no significa que tengamos que ir a una ruptura definitiva con la Unidad Popular” (Punto Final, 9 de noviembre de 1971).
Como la mayor organización a la izquierda de la UP, el MIR pudiera haber actuado como un polo de atracción revolucionario para los miles de obreros que buscaban una oposición socialista al gobierno que estaba rebajando su nivel de vida y rompiendo sus huelgas. Los mineros del cobre, por ejemplo, se vieron forzados a caer en las manos de los demagógicos líderes sindicales demócratas cristianos ya que prácticamente toda la izquierda se opuso a su huelga para mantener la escala móvil de salarios. (Fidel Castro, aclamado ahora como un “revolucionario” por el SWP en contraste con Allende, endorsó al gobierno de la UP, invitó a los jefes del Estado Mayor chileno a La Habana y les dijo a los mineros del cobre que trabajasen más y pidieran menos sueldo.) Por su política de capitulación ante la Unidad Popular, el MIR dejó a estas masas sin dirección. Debe por lo tanto asumir una gran parte de la responsabilidad por el triunfo final de los reaccionarios.
El llamado “Secretariado Unificado”, al que apoya el SWP, está adoptando ahora una posición “trotskista ortodoxa” sobre el frente popular chileno. Sin embargo, fue él mismo responsable de la formación del MIR pro-Allende. Este grupo castrista de izquierda fue fundado a mediados de 1965 como resultado de una serie de fusiones iniciadas por el POR (Partido Obrero Revolucionario), afiliado chileno del S.U. Las fusiones comprendieron grupos pro-China, pro-Cuba y socialistas de izquierda que se habían separado de los PC y PS dominantes. Para reconciliar estas dispares tendencias, el programa del MIR no mencionaba para nada a la Cuarta Internacional, Trotsky, la revolución permanente, el Programa de Transición o el estalinismo; apoyaba explícitamente a los chinos contra la URSS y pedía la formación de una “Internacional” latinoamericana dirigida por Cuba y basada en la guerra de guerrillas. El Comité Central del MIR incluía los antiguos líderes del POR José Valdez y Humberto Valenzuela, y otros dos antiguos trotskistas de la Izquierda Comunista de los años 30, Oscar Waiss y Enrique Sepúlveda. La conferencia de fundación del MIR fue ensalzada, por el S.U. (“Partido marxista revolucionario fundado en Chile”, World Outlook, 17 de septiembre de 1973), que continuó dando reportes favorables hasta 1972, cuando estos previos aliados desaparecieron calladamente de las páginas de (casi) todas las publicaciones del S.U.
Recientemente el S.U. empezó a mencionar otra organización, el Partido Socialista Revolucionario, como a su sección chilena. El PSR actuó durante los primeros nueve meses de 1973 como el apéndice de izquierdas del MIR, que a su vez era el apéndice de izquierdas de la Unidad Popular. Así el PSR pedía la formación de milicias obreras (lo cual el MIR había evitado cuidadosamente) y la extensión de las nacionalizaciones y consolidación de los “cordones industriales”. Sin embargo, no caracterizó al régimen de la UP como un frente popular, denominándolo en su lugar como “reformista” y apelando a él para que extendiera las nacionalizaciones (ver Intercontinental Press, 26 de marzo de 1973).
Un numero reciente del periódico del PSR, Revolución Permanente (15-31 de agosto) publicó una declaración de su actitud hacia el gobierno de Allende: “Desde 1970 hasta ayer, [agosto 9] el gobierno de la UP era un gobierno reformista, de carácter policlasista [¡!], que expresaba una alianza del reformismo obrero con sectores residuales burgueses”, una fórmula que podría significar políticamente cualquier cosa. Sin embargo, esto es contrastado con el nuevo gobierno que incluía a los jefes de las fuerzas armadas: “Al asumir [el poder] ayer el nuevo gabinete ha cambiado en gran medida el carácter del gobierno, convirtiéndose en un gobierno de abierta colaboración de clase… porque el reformismo obrero ha perdido la hegemonía total en la alianza de clases…”
En otras palabras, segundo el PSR, hasta el 9 de agosto el gobierno no era uno de “abierta colaboración de clase”; de ahí que el PSR no pidiera la substitución de la UP por un gobierno obrero. (Debemos señalar que la frase sobre “hegemonía” de los partidos obreros, reformistas en la “alianza policlasista” es la misma excusa que dio la Ligue Communiste francesa para votar por él frente popular de la Unión de la Izquierda en las elecciones de marzo de 1973.) Así la política del PSR no sólo contradice las advertencias de Trotsky sobre las consecuencias de apoyar un frente popular (aunque sea con la “sombra de la burguesía”) en España durante los años 30, ¡sino también la propia declaración del S.U. sobre Chile! (Esto, sin embargo, no es de extrañar. En mayo último el S.U. preconizaba una oposición intransigente al gobierno de Cámpora en Argentina, una política que no fue compartida por ninguno de los dos grupos afiliados al S.U. en Argentina.)
Otro grupo en Chile que pretende seguir el trotskismo es el Partido Obrero Marxista Revolucionario localizado en Concepción, un centro industrial al sur de Santiago, en el cual tanto el MIR como el ala izquierda del Partido Socialista han sido tradicionalmente fuertes. El POMR resultó de una cisión en la previa Organización Marxista Revolucionaria, que estaba afiliada al OCI francés y que apoyaba la política centrista del POR boliviano durante 1971. En ese tiempo, el POR boliviano se concentró en formar un bloque con el Partido Comunista dentro de la “Asamblea Popular” y omitió completamente el reclamar el derrocamiento del gobierno burgués del General Torres. Más tarde se unió al frente popular “Frente Revolucionario Anti-imperialista” con Torres y otros oficiales nacionalistas del ejército.
Una declaración del POMR durante la crisis gubernamental del verano pasada en Chile (fechada el 7 de agosto) incluía un cierto número de demandas para democratizar la federación laboral de la CUT, el control obrero, un frente unido para formar un comité militar y “un programa independiente para la clase obrera”. Sin embargo, la única demanda relacionada directamente con el gobierno de la UP exhortaba al “veto a los ministros anti-obreros, elección obrera de los ministros y que rindan cuentas a los organismos de las masas”. Esta demanda asumía que el gobierno era de algún modo un “gobierno obrero”, en vez de un frente popular que, de necesidad, ata a los obreros por lo menos a un sector de la burguesía.
Una tercera organización “trotskista” en Chile es el POR (Posadista) que, como su nombre implica, está afiliado can la falsa “Cuarta Internacional” de Juan Posadas. Posadas se separó de sus antiguos amigos de lo que es hoy el S.U. a principios de los años 60, apoyando las posiciones de Mao Tse-tung y exhortando a la guerra de guerrillas en todo el continente de Latinoamérica. Ha continuado como seguidor de los chinos en más de un aspecto; las publicaciones posadistas, por ejemplo, se refieren asiduamente a “la seguridad de las ideas del camarada Posadas”. También han adoptado la afinidad de Mao hacia los burgueses nacionalistas, exhortando a una alianza anti-imperialista latinoamericana que incluiría a Allende, Perón y el régimen militar peruano.
En Chile el POR (Posadista) caracteriza el gobierno de Allende como un “Gobierno Popular” y le apoya plenamente, presionándolo al mismo tiempo desde la izquierda: “El gobierno y la CUT, los sindicatos, siguen siendo los instrumentos principales que tienen los trabajadores para llevar adelante estos objetivos” (“liquidando lo que resta del capitalismo y desarrollando el poder proletario”). Lo que estaba implicado en las formulaciones del POMR y PSR queda expresado aquí más claro que la luz del día (Lucha Obrera, 25 de mayo de 1973).
Así todos los grupos en Chile que pretenden representar al trotskismo fallaron en el test decisivo, la habilidad de determinar el carácter de clase del gobierno de la UP y adoptar frente a él una actitud desde una perspectiva revolucionaria. No se habían aprendido las lecciones de España de 1936-39, y la clase obrera ha tenido que pagar de nuevo con su sangre y con la destrucción de sus organizaciones.