[Proyecto de la Declaración adoptado por el Buró Político de la SL/U.S. y un representante del Comité Central de la SL/ANZ, el 22 de mayo de 1974; aceptado por el Comité Central de la SL/ANZ el 7 de junio de 1974; declarado promulgado después de la concordancia con él en el campo de verano europeo de la tendencia espartaquista internacional, el 6 de julio de 1974. Esta versión fue impresa en Cuadernos Marxistas No. 1.]
1. La Spartacist League de Australia y Nueva Zelanda y la Spartacist League de los Estados Unidos declaran constituir el núcleo para la pronta cristalización de una tendencia trotskista internacional basada sobre la Declaración de Principios de 1966, y consagrada al renacimiento de la Cuarta Internacional.
2. En media docena de países existen partidos, grupos y comités, así como esparciados individuos de otros países, que han expresado de una manera general o específica su apoyo o simpatía a la tendencia espartaquista internacional. Entre estos grupos e individuos hay camaradas, tanto en Europa como Asia, teniendo muchos años y aún décadas de experiencia como cuadros del movimiento trotskista.
3. Por haber expresado opiniones opositoras dentro del Secretariado Unificado los portavoces de la Tendencia Revolucionaria Internacionalista, una pequeña ala marxista de oposición concentrada en los Estados Unidos y con adherentes en Australia y en otras partes, han sido expulsados de sus secciones y partidos nacionales del “Secretariado Unificado”, aquella profundamente fraccionada y dividida conglomeración sin principios formada por reformistas y revisionistas — los Kautsky, los Bujarin y los Pablo de nuestros días. Si los principales antagonistas dentro del “Secretariado Unificado” están unidos en sus comunes y no muy ocultos apetitos de colaboración de clases, ellos están profundamente divididos entre el electoralismo y plácido neo-populismo del Socialist Workers Party norteamericano y el entusiasmo guerrillista-terrorista de la antigua Ligue Communiste francesa. Estas diferencias reflejan mucho mejor los distintos medios nacionales, y los apetitos oportunistas que de ahí provienen, que cuestiones de principio. En su recientemente concluido “Décimo Congreso Internacional”, el Secretariado Unificado rehusó oír o siquiera reconocer la petición de los camaradas de la TRI contra su expulsión. Las fuerzas del TRI ahora están colaborando con la tendencia espartaquista. Representan solamente una vanguardia de aquellos que lucharán para salir del pantano revisionista hacia el marxismo revolucionario. En Francia un oposicionista del comité central de la antigua Ligue Communiste acaba de separarse del Front Communiste Revolutionaire (recientemente formado por Rouge) en solidaridad con las posiciones de la TRI.
4. En Alemania, cuadros experimentados de un grupo centrista que en 1969 se separó hacia la izquierda del Secretariado Unificado, y luego fragmentó, ahora se están uniendo a la tendencia espartaquista. Se han reagrupado alrededor de la publicación Kommunistische Korrespondenz. En Alemania tres tareas inextricables se afirman para los leninistas: ganar programáticamente a los elementos subjetivamente revolucionarios entre los miles de jóvenes socialdemócratas de izquierda, centristas, revisionistas y maoístas; fundir a elementos intelectuales y proletarios, sobre todo por medio del desarrollo y de la lucha de fracciones industriales comunistas; y asimilar profundamente unos treinta años de experiencia y análisis marxista, de la cual la larga interrupción de continuidad ha dejado la nueva generación de revolucionarios marxistas alemanes todavía parcialmente aislados.
5. En Austria, Israel, Canadá y otras partes, han ocurrido similares escisiones, seguidas por reagrupamientos revolucionarios y crecimiento. El núcleo inicial en Austria vino de la sección juvenil del Secretariado Unificado de este país. El grupo “Vanguardia” de Israel presentemente es la última sección todavía unida del antiguo “Comité Internacional”, que se escisionó en 1971 entre la Socialist Labour League de Gran Bretaña dirigida por Gerry Healy (con la cual está afiliada la Workers League norteamericana de Wohlforth aunque hayan fricciones entre ambas secciones) y la Organisation Communiste Internationaliste francesa encabezada por Pierre Lambert (la cual subsecuentemente perdió casi todo su apoyo internacional — nos referimos al Partido Obrero Revolucionario de Bolivia encabezado por Guillermo Lora y a los grupos europeos alrededor del húngaro Michel Varga, quienes rompieron con la OCI). Si el grupo “Vanguardia”, al encontrarse rodeado por desintegración por todas partes, todavía es incapaz de escoger entre las pretensiones de Healy y Lambert, si pudo engendrar (y prontamente expulsar) una valiosa tendencia de principios, opuesta a los dos campos. En Canadá jóvenes de los Red Circles del Revolutionary Marxist Group se están atrayendo hacia el trotskismo. En todas partes formaciones sin principios sufren los martillazos de una aguda crisis capitalista y un acenso en la lucha de clases.
6. En Ceilán, donde las consecuencias históricas del revisionismo pablista han sido reveladas completamente, solamente el Revolutionary Workers Party, encabezado por el veterano trotskista Edmund Samarakkody ha salido con su integridad intacta de la infinitud de traiciones perpetuadas por el antiguo LSSP, quien tuvo la ayuda del Secretariado Unificado y de su execrable agente en la isla, Bala Tampoe, y por el cobarde “Comité Internacional” de Healy. El RWP se ha visto ante la necesidad de generalizar nuevamente el programa revolucionario marxista, partiendo de los principios marxistas de la lucha de clases.
7. Con el fin de extenderse políticamente y geográficamente, y al mismo tiempo de adelantar su formalización y consolidación, la tendencia espartaquista se prepara activamente para convenir lo más pronto posible una conferencia internacional. El núcleo de organización de la tendencia buscará trabajar en la más íntima colaboración con grupos simpatizantes, particularmente continuando y asegurando una amplia y profunda discusión oral y escrita para preparar esta conferencia internacional. Durante el período antes de la conferencia, el núcleo de organización asumirá la responsabilidad política y organizativa de las resoluciones internacionales, declaraciones y cartas abiertas precedentes, y de los acuerdos para un trabajo en común entre los grupos que actualmente integran la tendencia. Notamos entre estos documentos: “Hacia el renacimiento de la Cuarta Internacional”, 14 de junio de 1963; “Declaración a la tercera conferencia del Comité Internacional”, 6 de abril de 1966; Carta al Comité de Organización para la Reconstrucción de la Cuarta Internacional y a la OCI francesa, 15 de enero de 1973; Carta a Samarakkody, 27 de octubre de 1973; y las análisis históricas “Génesis del pablismo”, “El desarrollo de la Spartacist League de Nueva Zelanda”, y “La lucha por el trotskismo en Ceilán”; así como los acuerdos endosados durante la Conferencia interina en Alemania en enero de 1974.
8. Tanto el actual “Secretariado Unificado” como el antiguo “Comité Internacional”, a pesar de sus respectivas pretensiones de “ser” la Cuarta Internacional, como condición previa para formar sus falsas “uniones” se han burlado crónicamente de los principios del internacionalismo y de las normas bolcheviques del centralismo democrático mientras sus grupos nacionales o facciones basadas nacionalmente se han separados. En última instancia esto se explica como una respuesta a las presiones de sus propias clases dirigentes. De este modo, hasta que el antiguo “Comité Internacional” eruptó en sus secciones inglesa y francesa, la actuación del dicho Comité Internacional se basaba explícitamente en la proposición de que “el único método disponible para llegar a decisiones actualmente es el principio de unanimidad” (decisión de la Conferencia del Comité Internacional en Londres, 1966). Desde entonces los healystas han substituido descaradamente el principio de Gauleiter/Führer como una burla del centralismo democrático. La otra ala del antiguo Comité Internacional, dirigida por la OCI, está en la posición contradictoria de, por un lado, lanzar el Comité de Organización para la Reconstrucción de la Cuarta Internacional (que se proponía iniciar una discusión política sobre la base del Programa de Transición de 1938) y, por otro, de tratar de construir nuevas secciones nacionales. Tanto el Comité de Organización como tales secciones eventuales están sometidos a una ambigüedad básica desde el principio, pero la desintegración del Comité de Organización en elementos profundamente opuestos, todos basándose en el Programa de 1938, le ha dejado con una praxis abortada.
Hoy día, siguiendo al recientemente concluido “Décimo Congreso” del Secretariado Unificado, sus seguidores norteamericanos (estando en la minoría en el plano internacional) amenazan a su propia minoría interna, la Tendencia Internacionalista (que pertenece a la mayoría internacional), al declarar:
“El Socialist Workers Party proclama su fraternal solidaridad con la Cuarta Internacional, pero es prevenido por causa de legislación reaccionaria de afiliarse a ella. Todas las actividades políticas de los miembros del SWP se deciden por los cuerpos de dirección democráticamente elegidos del SWP y por los comités locales y de rama del partido. El aceptar incondicionalmente la autoridad de estos cuerpos del SWP es un prerrequisito necesario a la condición de miembro del partido. No existen otros cuerpos cuyas decisiones son obligatorias para el SWP o sus miembros.” [Nuestra énfasis]
— SWP Internal Information Bulletin No. 4, abril de 1974; De la nota de introducción, 17 de abril de 1974
9. Esta afirmación aparentemente descarada de independencia nacional por o hacia organizaciones en los Estados Unidos no es única y tiene una historia específica. Así como el publicista healysta norteamericano Wohlforth declara en su panfleto, “El revisionismo en crisis”:
“Con la promulgación de la Ley Voorhis en 1940, el SWP fue legalmente prohibido a pertenecer a la Cuarta Internacional. Desde entonces el SWP no ha podido afiliarse a la Cuarta Internacional. De manera que hoy día sus relaciones con el Secretariado Unificado son de solidaridad política, igual que la Workers League está en solidaridad política con el Comité Internacional.”
La “Ley Voorhis”, votada por el Congreso norteamericano en 1940, ha sido utilizada como excusa conveniente por los revisionistas para exponer, más abiertamente que para sus correligionarios de otras partes les queda practicable, a sus posiciones concretas antiinternacionalistas.
Esta ley, aunque ostensiblemente dirigida sobre todo contra conspiraciones militares domésticas teleguiadas por poderes extranjeros, en realidad fue emitida (igual que la sobrepuesta “Ley Smith”) con el propósito de perseguir al Partido Comunista norteamericano, que en ese entonces apoyaba al Pacto Hitler-Stalin. Una de sus cláusulas principales dice: “Una organización está sujeta a control extranjero si… sus políticas o algunas de ellas están determinadas por, o a la sugerencia de… una organización política internacional”. (La actividad política se define aquí como aquella que tiene el propósito del control forzoso o derrocamiento del gobierno). Tales organizaciones deberían someterse a unos procedimientos de “registración” tan masivos y repetidos como para paralizarlas, sin hablar de la naturaleza inadmisible de muchas de las declaraciones requeridas. En este sentido fue similar a la posterior “Ley de Control de Comunistas” la cual fue combatida con éxito por el Partido Comunista norteamericano. Sin embargo, la “Ley Voorhis” con sus cláusulas obviamente anticonstitucionales y contradictorias nunca ha sido utilizada por el gobierno, sólo por los revisionistas.
10. Hoy día, la Mayoría del Secretariado Unificado echa alaridos fuertes en favor de unidad y disciplina internacional, i.e., contra las posiciones y conducta del SWP. Pero esto no fue siempre así. Cuando el precursor de la Spartacist League trató de apelar su expulsión del SWP al Secretariado Unificado, Pierre Frank, escribiendo de parte del Secretariado Unificado, el 28 de mayo de 1965, contestó que:
“En respuesta a su carta del 18 de mayo llamamos su atención primero al hecho de que la Cuarta Internacional no tiene conexión organizacional con el Socialist Workers Party y consecuentemente no tiene jurisdicción en tal problema como ustedes presentan; es decir, la aplicación del centralismo democrático afectando la organización, sea en conjunto o en casos individuales.”
Después de que Frank respondió a Spartacist, Healy expresó públicamente simpatía hacia el aprieto de Spartacist, acusando en su Newsletter del 16 de junio de 1965 que Frank “se esconde detrás de una fórmula legal para cubrirse”. Sin embargo, cuando a Healy le tocó su turno con la publicación por el SWP de un bochornoso panfleto “Healy ‘reconstruye’ la Cuarta Internacional” la SLL de Healy amenazó con violencia y/o acción legal a todos que pretendían repartir el panfleto en su Inglaterra (“Declaración del Comité Político”, Newsletter, 20 de agosto de 1966). ¡Poco después acudió a ambas amenazas en el caso Tate! Healy reclamó, a favor de Wohlforth y Spartacist, como base para sus amenazas el mismo miedo ante la Ley Voorhis. Pero Spartacist respondió:
“Por nuestra parte, rechazamos las solicitudes de la SLL a favor de nosotros. La Ley Voorhis es un tigre de papel — nunca ha sido utilizada contra nadie, y es patentemente anticonstitucional. Si el Departamento de Justicia iniciara un proceso jurídico contra un grupo pequeño como el nuestro, o contra el más pequeño y menos amenazante ACFI (de Wohlforth), sería hacer una burla del gobierno; y Healy sabe esto. Está consciente de que durante muchos años el SWP ha tratado de esconderse detrás de esta ley para defender su concepto federativo de la Internacional.”
— Spartacist No. 7, septiembre-octubre de 1966
11. Actualmente, sin embargo, como en el documento de la Mayoría del Secretariado Unificado “Otra vez y siempre la cuestión de la Internacional” (por Alain Krivine y el mismo Pierre Frank, el 10 de junio de 1971, en SWP International Information Discussion Bulletin No. 5, julio de 1971), atacan la formulación pública de Jack Barnes, secretario nacional del SWP, según la cual “la principal condición para una organización internacional” es “la colaboración entre direcciones… en cada país”. A esta idea Krivine y Frank contraponen “la Internacional, un partido mundial basado en el centralismo democrático”. Y más tarde esta Tendencia Mayoritaria (en IIDB Vol. 10, No. 20, octubre de 1973) nota que la Minoría, en flagrante contradicción con las previamente expresadas posiciones de Barnes y Hansen, declara: “haremos todo lo posible para construir un centro [internacional] fuerte”, y la Mayoría concluye que “la actual práctica no deja lugar para dudas: la facción [de la Minoría] estaría a favor de un ‘centro fuerte’ si tendría en el la mayoría”. Y aún más recientemente esta misma Mayoría del Secretariado Unificado mantiene que detrás de estas acciones de la Minoría dirigida por el SWP “se encuentra una concepción federativa de la Internacional que contradice los estatutos y la línea adoptada por el [Décimo] Congreso Mundial” (17 de marzo de 1974, en IIDB Vol. 11, No. 5, abril de 1974). La Mayoría del Secretariado Unificado debe saberlo bien. Lanzaba esta acusación comentando un acuerdo conjunto Mayoría-Minoría del Décimo Congreso, que fue tan flagrante en amnistías mutuas para toda clase de indisciplina, ataques y repudiaciones públicos, trapacerías organizacionales, escisiones y expulsiones que la Mayoría se vio obligada a ofrecer la excusa débil de que estos “compromisos adoptados en este Congreso Mundial no deben considerarse de ninguna manera como precedentes” y que “el carácter excepcional de estas medidas está demostrado por la adopción unánime de nuestros nuevos estatutos” (¡que formalmente contradice la práctica real!). Claro que si — porque para los oportunistas y revisionistas los principios organizativos básicos no son de una práctica centralizada, imparcial, consistente y de camaradería revolucionaria, sino que por el contrario se reducen a la sencilla cuestión de quien paga el pato. Es éste el aspecto organizacional del pablismo.
Si hoy día el Secretariado Unificado promete apoyar sus propios amigos dentro del SWP si se procede contra ellos, debe señalarse no la deshonestidad o hipocresía del Secretariado Unificado per se, sino el quebrantamiento de las pretensiones del Secretariado Unificado (como las del Comité Internacional) de ser la Cuarta Internacional. Ambos adaptan por conveniencia sus principios organizacionales profesados para conseguir pequeñas ventajas así como, y precisamente porque, hacen lo mismo con sus principios políticos y programáticos.
12. La tendencia espartaquista internacional es precisamente eso, una tendencia en proceso de consolidación. Sin embargo, desde sus comienzos internacionales ha declarado su fidelidad persistente, que ya ha sido probada durante una década en confines nacionales, a los principios marxistas-leninistas y al programa trotskista — revolucionario, internacionalista y proletario.
La lucha por el renacimiento de la Cuarta Internacional promete ser difícil, larga, y sobre todo desigual. Sin embargo, es una tarea indispensable y central que enfrenta aquellos que se proponen ganar el poder proletario y así abrir el camino para lograr el socialismo para la humanidad. La lucha empezada por L.D. Trotsky en 1929 a constituir una Oposición de Izquierda Internacional debe ser estudiada. A pesar y a raíz de las diferentes particularidades objetivas y subjetivas, y con una base que al fin es común, ahora como entonces, hay mucho que aprender especialmente en la selección y prueba de cuadros en el curso de las vicisitudes de las luchas sociales e internas.
La gigantesca figura de Trotsky atrayó a su rededor toda clase de elementos inestables, psicológica y programáticamente, disgustados por la Comintern en degeneración. Junto con la desmoralización resultante de la sucesión de derrotas proletarias que se culminaron en la Segunda Guerra Mundial, esto resultó en un proceso prolongado, y no siempre exitoso de selección. La ausencia de un hombre como Trotsky en nuestras filas se recompensa muy poco con el hecho de que la tendencia espartaquista tiene al comienzo muy limitada fuerza de atracción extrínseca y simbólica. Sin embargo, una década de experiencia predominantemente localizada no muestra una falta de elementos débiles o accidentales atraídos temporáneamente hacia la tendencia. La única prueba verdadera es en la participación determinada y total en la viviente lucha de clases.
Como lo anotó L.D. Trotsky en el artículo, “Al pié de la tumba del recientemente difunto Kote Tsintsadze”, del 7 de enero de 1931:
“Fueron necesarias condiciones enteramente extraordinarias, como el czarismo, la ilegalidad, el encarcelamiento, las deportaciones, muchos años de luchas contra los mencheviques, y sobre todo la experiencia de tres revoluciones, para producir luchadores como Kote Tsintsadze…”
“Los Partidos Comunistas del oeste todavía no han podido criar luchadores de la categoría de Tsintsadze. Esta es su debilidad acosadora, determinada por razones históricas pero en todo caso una debilidad. La Oposición de Izquierda en los países occidentales no es una excepción en este respecto, y debe tomarla bien en cuenta.”
— Comité Central, SL/ANZ
— Comité Central, SL/U.S.