Moreno/Lambert: El bloque más podrido
Hijo de Perón abandona a hijo de Mitterrand
Traducido y amplificado de Workers Vanguard No. 298, 5 de febrero de 1982. Esta versión fue impresa en Spartacisten español No. 10, febrero de 1982.
Fue un matrimonio de conveniencia que simplemente dejó de ser conveniente. El conglomerado seudotrotskista autodenominado Comité Paritario y luego “Cuarta Internacional (Comité Internacional)” ― las comillas son de ellos ― ha dejado de existir al separarse a fines del año pasado el filibustero argentino Nahuel Moreno y el socialdemócrata francés Pierre Lambert. Los protagonistas declaran ahora su incompatibilidad sobre un sinnúmero de cuestiones. Los morenistas afirman que la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) claudica en forma oportunista ante el gobierno de frente popular francés de François Mitterrand. Los lambertistas denuncian al Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de Moreno por burlarse del centralismo democrático internacional al abrir un centro fraccional en París. ¿Quién puede negar estas acusaciones? ¿Y quién puede darse por asombrado? Como escribimos en un artículo encabezado “Hijo de Perón cohabita con hijo de Mitterrand”:
“… la OCI es una organización socialdemócrata sosa con un caso pronunciado de estalinofobia, mientras que Moreno es un aventurero buscando construir una internacional personal con el programa de infiltrar toda clase de régimen nacional-bonapartista ‘tercermundista’…. He aquí el bloque seudotrotskista más podrido de la historia.”
― “El bloque más podrido, primera parte”
Apenas dos años después, el Comité Paritario/Internacional simplemente se descosió, en una escisión fría entre la antigua Fracción Bolchevique de Moreno y el anterior Comité de Organización de Lambert. Pero no se puede enseñar nuevos trucos a viejos oportunistas. Así que en diciembre Lambert lanzó un “Comité de Reconstrucción Internacional” y proclamó a la OCI (que ha ido perdiendo militantes desde la instalación del gobierno Mitterrand) el Parti Communiste Internationaliste. Los morenistas franceses, mientras tanto, enviaron una carta a la Ligue Communiste Révolutionnaire (LCR ―sección del Secretariado Unificado (S.U.) de Ernest Mandel, del cual Moreno se separó en 1979― proponiendo “obrar en común a la construcción del partido revolucionario”.
No se necesitaba una bola de cristal, ni de ser marxista, para reconocer que Moreno-Lambert no era exactamente una pareja ideal. Pero para estos estafadores la clave del éxito era repetir afirmaciones cada vez más extravagantes, no importa cuán absurdas. En diciembre de 1980, cuando Moreno y Lambert se rebautizaron con el nombre Comité Internacional, el dirigente de la OCI fanfarroneaba:
“En un año hemos dado un salto adelante como jamás ha habido en la historia de la IV Internacional. El único salto adelante comparable en la historia del movimiento obrero internacional fue el que tuvo lugar con la formación de la III Internacional después de la victoria de la Revolución Rusa…”
― citado en Critique Communiste, diciembre de 1981
Las Tesis adoptadas durante este congreso fueron aclamadas con rimbombancia como “el documento más importante desde el Programa de Transición” de León Trotsky. Hoy día, sin embargo, Moreno nota tardíamente que carecen de una sección sobre la cuestión del frente popular ―definida por Trotsky como “la cuestión más importante de estrategia de clase proletaria para esta época”― y Lambert admite que su combinación nunca funcionó sobre la base del centralismo democrático. No fue sino, como lo expresábamos, una vuelta más del carrusel seudotrotskista. Y ahora la música vuelve a empezar.
Manipuladores oportunistas desbocados
Las cuestiones políticas supuestamente envueltas en la escisión de Moreno y Lambert son menos interesantes que las sucias maniobras organizativas. Los morenistas, al descubrir que “no estamos de acuerdo con la OCI sobre ninguna línea, más aún, ni siquiera sobre una consigna” (carta de Moreno al POSI español, 17 de octubre de 1981), propusieron abrir una oficina en París con un equipo de 10 miembros del PST para intervenir entre la militancia de la OCI y como si esto fuera poco, llamaron a la OCI a financiar su centro fraccional y suministrarles 1.000 ejemplares del número de octubre del periódico del “Comité Internacional” (que incluye una larga polémica de Moreno contra la política de la OCI hacia Mitterrand). La contraoferta morenista de tiempo igual, permitiendo a diez lambertistas visitar los locales clandestinos del PST hasta que la junta los agarre, es puro cinismo. Y mientras tanto el aventurero argentino proclama su amor eterno a Lambert, ¡“el dirigente trotskista más talentoso que he conocido”!
Como de costumbre, los lambertistas respondieron a esta provocación cínica con represión burocrática: prohibiendo a los militantes de la OCI la venta pública del notorio número de octubre de Correspondance Internationale; decretando que los lugartenientes de Moreno se habían “puesto fuera del marco” de su Comité Internacional ―es decir, son autoexpulsados. Ex miembros de la Fracción Bolchevique fueron arrojados sin más de la OCI. Cualquier pretexto serviría. Cuando un partidario de Moreno en el este de Francia dijo que Lambert era un revisionista y reformista, respondió una circular enviada a todos los comités locales: “No hay lugar a la discusión o las diferencias…. Ellos no tienen cabida en la OCI: ¡Fuera!” Otro morenista en las provincias fue expulsado por “intentar inducir al error [a un militante de la OCI]” (de la Correspondance Internationale No. 14, noviembre de 1981, publicada por Moreno).
La concepción que tiene Lambert de una “internacional” siempre ha sido la de un bloque federado podrido. Su anterior “Comité Internacional” (1963-72) con Gerry Healy nunca se puso de acuerdo sobre si era el CI de la IV Internacional o por su reconstrucción. Al primer desacuerdo sobre la política nacional de uno de los socios del bloque, en este caso del colega boliviano de Lambert, Lora, simplemente se separó en sus componentes inglés y francés (con sus respectivos satélites). El “Comité de Organización” (1972-77) también se escindió siguiendo las fronteras nacionales cuando la OCI discrepó con los partidarios argentinos de Lora sobre el peronismo. Y ahora el Comité Paritario/Internacional (1979-81) ha sufrido un destino idéntico al devolverle Moreno el favor a Lambert, utilizando la política de la OCI hacia Mitterrand como excusa. En lugar de luchar por forjar un partido internacional verdaderamente trotskista, tales amalgamas sin principios siempre se desgarran cuando un socio trata de entrometerse en el “coto privado” del otro. En lo que respecta a Moreno, nuestra descripción previa guarda todo su valor:
“Hacía tiempo ya que este bandolero político argentino había estado persiguiendo furtivamente a Mandel, corriendo a escondidas en el matorral y luego refugiándose tras las faldas de un grupo mayor, para luego romper con éste desde la ‘izquierda’ cuando se presenta una oportunidad propicia.”
― “Bloques podridos hacen añicos al Secretariado Unificado”, Spartacist (edición en español) No. 8, agosto de 1980
Apoyo al frente popular: “crítico” y no crítico
Moreno descubrió su oportunidad con la elección del líder del Partido Socialista, Mitterrand, como presidente francés el 10 de mayo pasado. Poco después en una carta a Lambert fechada el 13 de julio, denunció la política de la OCI como “un apoyo casi total, no crítico, al gobierno de frente popular”. Luego convirtieron la disputa en semipública en octubre al atacarse con epítetos y amenazas “anónimas”. Siguiendo las normas de los medios seudotrotskistas en los cuales se califica a una polémica pesada de acuerdo con los kilos de papel utilizado, “Miguel Capa” intervino en nombre del campo de Moreno con unas 15.700 palabras contra el oportunismo con respecto al frente popular. “François Forgue” respondió con 12.000 palabras defendiendo la política de la OCI, y Stéphane Just añadió otras 5.000 en justificación del apoyo a las nacionalizaciones de Mitterrand. En conjunto llenaron 20 páginas enteras de su órgano internacional… y en menos de un mes la “Cuarta Internacional (Comité Internacional)” dejó de existir.
Toda la verborrea confusionista no hacía sino probar lo probado, a saber que Lambert y Cía. no son en ningún sentido una oposición al actual gobierno francés, sino a lo más un grupo de presión y normalmente nada más quemitterrandistes trotskoides. La OCI rara vez ataca al gobierno como tal, incluso utilizando el tono más “moderado”. Y cuando lo hace, casi nunca llama al régimen Mitterrand/Mauroy un frente popular, es decir una coalición burguesa de colaboración de clases. Durante un mitin de la OCI el pasado octubre, Lambert resumió su política como sigue: “Sí, lo decimos: la mayoría PS-PCF [socialista-comunista] tiene los medios para hacer recular a los capitalistas y los banqueros… El gobierno tiene los medios. La mayoría PS-PCF en la Asamblea Nacional, tiene los medios” (Informations Ouvrieres, 24-31 de octubre de 1981). Llamar a esto cretinismo parlamentarista sería muy generoso. La actividad principal de los lambertistas estos días es sembrar ilusiones en el principal aliado antisoviético de Ronald Reagan en el continente europeo.
¿Qué hay de nuevo en esto? La OCI se ha arrastrado servilmente ante la socialdemocracia durante años. En 1975-76 Lambert redobló los tambores de guerra para los socialistas portugueses (respaldados por la CIA) cuando éstos servían de punta de lanza para una movilización contrarrevolucionaria contra el PC. Y el mejor ejemplo de la política de la OCI respecto a la coalición frentepopulista francesa actualmente en el gobierno lo fue su política electoral, llamando al voto por Mitterrand ya en la primera vuelta y denunciando con violencia al PCF como agentes de Moscú y Giscard por presentar un candidato propio. En las elecciones parlamentarias de junio, la OCI llamó por el apoyo a la mayoría frentepopulista, y saludó la elección de Mitterrand como nada menos que “la victoria política de la clase obrera” (Correspondencia Internacional No. 13, octubre de 1981). Sin embargo Moreno aclamó este apoyo electoral al frente popular como ¡”un ejemplo excelente” de la política trotskista! El pequeño grupo de morenistas en Los Angeles, por ejemplo, publicó un artículo alabando “La política revolucionaria de la OCI y las elecciones francesas” (El Bolchevique, agosto de 1981).
Es que antes de julio, Moreno iba de la mano con Lambert. Ahora descubre la capitulación de la OCI ante el frente popular. La OCI, por su parte, acusa a los morenistas de no comprender la diferencia “entre el momento en que el ‘choque’ con el gobierno es ‘indirecto’ y el momento en que es ‘directo’.” Los partidos obreros tradicionales deben ser desenmascarados “a través del movimiento práctico del proletariado”, escribe el portavoz de la OCI Forgue, en lugar de “mediante una simple denuncia o repitiendo calificativos”. “Miguel Capa” lo dice en forma poco distinta, pretendiendo que Trotsky “consideraba que al comienzo del gobierno frentepopulista, el principal enemigo era la burguesía y no el gobierno, que tenía la confianza de los obreros y la oposición de los burgueses.” Moreno/Capa también afirman que los frentes populares siempre son “consecuencia de un triunfo, electoral o revolucionario, de las masas”.
¿La crítica sólo “indirecta” del frente popular versus el “enemigo principal” es la burguesía, no el gobierno? Las diferencias entre morenistas y lambertistas sobre esta cuestión clave son, a lo más, las que “distinguen” los partidarios “críticos” de los incondicionales descarados de Mitterrand. La política bolchevique fue todo lo contrario. En sus famosas “Tesis de abril” Lenin atacó “directamente” al frente popular clásico de la Revolución Rusa:
“Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas…. Desenmascarar aeste gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria ‘exigencia’ de quedeje de ser imperialista.”
― “Las tareas del proletariado en la presente revolución”, abril de 1917
En lo que a Trotsky se refiere, lejos de considerar la elección de un gobierno de frente popular como un “triunfo” de los obreros, él siempre denunció a tales bloques como una barrera a la revolución proletaria. Y desde luego que no trató a los burócratas con suavidad. Después de la elección del Frente Popular español a principios de 1936, Trotsky escribió que el deber principal de los revolucionarios en España era: “Condenar y denunciar implacablemente ante las masas la política de todos los jefes que forman parte del Frente Popular” (“¿Qué deben hacer los bolcheviques-leninistas en España? Carta a un amigo español”, abril de 1936).
Y, por supuesto, en su terreno propio Moreno y Cía. implementan una línea política tan reformista como la de la OCI ― al mismo tiempo confeccionando toda una “contribución” teórica para justificarla. En países capitalistas atrasados, escribe Moreno/Capa:
“Reflejando a las burguesías nacionalistas, en ciertas circunstancias, surgen combinaciones frentepopulistas con rasgos antiimperialistas. Salvador Allende fue un ejemplo.”
Y de hecho, en 1973 el portavoz del PST Ernesto González escribió que sería un “error imperdonable” considerar a la Unidad Popular de Allende como “análoga a los Frentes Populares que fueron formados en los países imperialistas” en los años 30 y 40. Igualando a la UP, una coalición burguesa, con sindicatos controlados por burócratas pro-capitalistas, González llamó a los militantes de izquierda a “trabajar dentro de este movimiento nacionalista” (International Socialist Review, octubre de 1973). Esto se tradujo en la práctica en que el destacado dirigente morenista Hugo Blanco, quien se encontraba en Chile durante los meses decisivos previos al golpe, no lanzara nunca, en más de una decena de artículos sobre conflictos políticos, luchas obreras y los cordones industriales (órganos embrionarios de poder dual) en Chile, la demanda clave por la ruptura con el frente popular.
Nacionalismo tercermundista y antisovietismo
Otra de las seudocontroversias que agitaba la combinación Moreno/Lambert trató de la cuestión de un “frente único antiimperialista”. Aquí las diferencias eran supuestamente tan agudas que impidieron la fusión en julio pasado de las dos secciones peruanas del “Comité Internacional”, el PST morenista y el POMR aliado con Lambert. Los lambertistas, como de costumbre, eran descaradamente reformistas. El portavoz de la OCI Luis Favre declaró abiertamente, sin restricciones, que “en los países coloniales y semicoloniales, el bloque con una fracción de la burguesía es posible…” (Correspondance Internationale, julio/agosto de 1981). ¿Qué clase de bloque? ― ¿militar, político? Los lambertistas precisan un poco más lo que para ellos representa el “FUA” en un texto del POMR. Rechazando la proposición de una camarada de la OST boliviana, sostienen: “No reducimos la cuestión del Frente Único Antiimperialista a la simple unidad de acción” (Boletín Interno POMR-PST, “Discusión sobre FUA y FUO”, julio de 1981). Quizás la expresión más concreta de esta peligrosa concepción del “frente antiimperialista” era la famosa “Moción Roja” del POMR presentada a la Asamblea Constituyente peruana en 1978, la cual llamaba a la mayoríaburguesa derechista a quitarles el poder a los generales (ver “Why a Revolutionary Constituent Assembly?” Workers Vanguard No. 221, 15 de diciembre de 1978). Esto no tiene, por supuesto, nada que ver con el trotskismo que se opone a la colaboración de clases, o sea, los bloques políticos con la burguesía.
Así que los morenistas pudieron ganar unos puntos fáciles. Pero resulta que poco antes de la programada conferencia de fusión del POMR y el PST, Moreno y Lambert se pusieron de acuerdo en una declaración conjunta que también hace referencia a un amplio “frente con el nacionalismo burgués o pequeñoburgués” (Revolución Proletaria [POMR], 27 de agosto de 1981). Además, los argumentos que Moreno esgrime sobre los frentes populares en países capitalistas atrasados se basan implícitamente (y casi explícitamente) en la noción estalinista de una “burguesía nacional antiimperialista”. Y cuando se trata de brindar apoyo político a nacionalistas burgueses, nuestro caudillo seudotrotskista no es tacaño. En 1974 el PST argentino declaró en una reunión con la presidente Isabel Perón que “luchará por la continuidad de este gobierno.” Este y otros muchos casos, de seguidismo tras el peronismo por Moreno son documentados en nuestro folleto La verdad sobre Moreno (de próxima aparición).
Bloque podrido antisoviético
La principal opción de Moreno y Lambert para construir un bloque podrido relativamente estable consistía en la elaboración de un programa basado en un antisovietismo a ultranza. Y pusieron manos a la obra con el ardor de un par de “combatientes por la libertad” oriundos de “naciones cautivas”. En respuesta a la cruzada de Guerra Fría de Jimmy Carter en torno a la intervención soviética en Afganistán, varios seudotrotskistas exigieron la retirada del Ejército Rojo. El “Comité Paritario” fue más allá, llamando por el apoyo militar a los reaccionarios islámicos respaldados por la CIA. Y en su éxtasis con el gobierno de los mulahs de Jomeini en Irán, ¡los morenistas llamaron por la extensión de esta contrarrevolución islámica a la Unión Soviética (ver Spartacist [edición en español] No. 8, agosto de 1980)! Para justificar esta traición recurrieron al mito lambertista de una “Santa Alianza Contrarrevolucionaria basada en el orden mundial establecido en Yalta y Potsdam.” De acuerdo con esta concepción del mundo demonológicamente estalinofóbica, se explica todo desde la Guerra Fría al eurocomunismo como producto de un complot del Kremlin y la Casa Blanca.
Luego vino Polonia. Naturalmente, Lambert y Moreno se convirtieron en partidarios entusiastas de Solidarnosc (en compañía de los mandelistas, socialdemócratas y otros tantos “amigos del trabajador” como el papa Wojtyla y Ronald Reagan). En una resolución sobre Polonia de la conferencia fundadora del “Comité Internacional” no había una sola referencia a la defensa de los estados obreros degenerado/deformados del bloque soviético contra el imperialismo. (“Naturalmente”, ya que si no hay conflicto entre los capitalistas y los burócratas estalinistas, entonces ¿defender qué…?) Hubo un pequeño desacuerdo sobre si el llamado por una asamblea constituyente debía ser la consigna central en Polonia. (Moreno: “¿[Llamar por] soviets? Pero entonces no habría ninguna posibilidad de dialogar con las masas.”) Y el congreso de Solidarnosc del septiembre pasado, con su llamado por “elecciones libres” y “sindicatos libres” por toda Europa del Este, fue aclamado como un clarín de batalla contra el totalitarismo estalinista.
Empero, ni siquiera el antisovietismo virulento los pudo mantener juntos. Hoy, luego de la supresión por los militares polacos de la intentona contrarrevolucionaria de Solidarnosc, tanto los morenistas como los lambertistas manifestaron en las calles junto con la burguesía imperialista (y emigrados ultraderechistas de Europa del Este). ¡He allí unaverdadera santa alianza contrarrevolucionaria! Y esta es la bandera bajo la cual fueron bautizados el PCI y el “Comité de Reconstrucción Internacional” de Lambert. Su informe en la reunión fundadora empezó con un saludo a Solidarnosc, Jacek Kuron y los dirigentes del KPN ― ¡una banda de pilsudskistas ultranacionalistas, antisemitas y anticomunistas! Una vez más, como en Portugal, la estalinofobia lambertista los lleva a actuar como lacayos de la CIA.
¿Y los morenistas? Informes de lugares tan distantes como San Francisco y Barcelona constatan que ellos ahora están trabajando estrechamente con los partidarios del altamente dudoso Michel Varga sobre Polonia. Incluso difunden un manifiesto del grupúsculo polaco de los varguistas que se pronuncia por un gobierno de “frente unido”, formado por el clerical-nacionalista Solidarnosc, los pequeños propietarios de Solidaridad Rural, los disidentes socialdemócratas de KOR, la KPN (arriba mencionada) y Polonia Joven, un grupo católico nacionalista de derecha. O sea que expresan en mil formas que quieren un gobierno contrarrevolucionario.
Una vez más el camaleón seudotrotskista Nahuel Moreno cambia de color y se disfraza de oposicionista de izquierda. Como ya hemos demostrado, esto es desmentido por toda su carrera. Sólo la tendencia espartaquista internacional (TEI) ha luchado consecuentemente por la política trotskista de oposición proletaria al frente popular y de defensa incondicional de las conquistas de la Revolución de Octubre. Confrontando ilusiones, ampliamente difundidas, la TEI fue única en llamar a no votar por Mitterrand en 1981 y no votar por Allende en 1970, advirtiendo que los obreros deben basarse en su propio poder de clase para derrotar a la reacción. Y mientras los seudo izquierdistas bailaban al ritmo de la música de Guerra Fría de Carter y Reagan, la TEI ha proclamado enérgicamente: “¡Viva Ejército Rojo en Afganistán!” y “¡Alto a la contrarrevolución de Solidarnosc!”
La puerta giratoria del Comité de Reconstrucción/Organización/ Internacional/Paritario de Lambert, los interminables disfraces de Moreno, el Secretariado perpetuamente des-Unificado de Mande ― todos son callejones sin salida. Combinaciones sin principios que repetidamente se deshacen a la menor prueba. La tendencia espartaquista internacional, en su lucha por los principios y el programa del bolchevismo-leninismo, busca reforjar la IV Internacional de Trotsky. ¡No a los bloques podridos oportunistas ― Por el partido mundial de la revolución socialista!