En el campo de Jomeini y la CIA
Morenistas llaman por la contrarrevolución en la URSS
Traducido de Workers Vanguard No. 249, 8 de febrero de 1980. Esta versión fue impresa en Spartacist en español no. 8 (1980). Esta versión fue impresa en Spartacist en español No. 8, agosto de 1980.
De todos los grupos que se reclaman del trotskismo, la respuesta más grotesca a los acontecimientos recientes en Irán y Afganistán ha venido de la Fracción Bolchevique (FB) de Nahuel Moreno, el exilado dirigente del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) argentino. Hace un año Moreno aclamó entusiasmado, como también hizo la mayoría de la izquierda, la victoria de la “revolución” islámica coránica de Jomeini sobre el carnicero sha. Hoy, el Comité Paritario por la Reorganización (Reconstrucción) de la IV Internacional – un bloque podrido entre la FB y partidarios de la Organisation Communiste Internationaliste (OCI) francesa de Pierre Lambert – se une a Jimmy Carter en demandar el retiro inmediato de las tropas soviéticas de Afganistán. Incluso llama por el apoyo militar a los rebeldes islámicos respaldados conjuntamente por Jomeini y el Pentágono.
Pero esto no basta para los morenistas. En el Secretariado Unificado seudotrotskista, la FB se postulaba como el ala de extrema izquierda, criticando fuertemente la capitulación ante el eurocomunismo y las causas respaldadas por la CIA en el Portugal y Angola. En torno a Nicaragua desfilan como guerrilleros heroicos jactándose de su ya extinta Brigada Simón Bolívar. Ahora, sin embargo, la banda de bandoleros políticos morenistas de repente llama por ¡la extensión de la contrarrevolución islámica estilo-Jomeini a la Unión Soviética! A continuación reproducimos lo que su grupo italiano, la Lega Socialista Rivoluzionaria (LSR), dice sobre la crisis en Afganistán:
“La burocracia contrarrevolucionaria del Kremlin se está desacreditando por una acción criminal contra el pueblo afgano, pisoteando su derecho a la independencia al intervenir en su territorio sin ninguna justificación. La defensa contra acciones externas no fue el motivo causante de la intervención por la URSS, sino por el contrario fue un intento obvio de reforzar su control, de mantener el statu quo en el área remecida por el fermento revolucionario. La posibilidad de extender la revolución iraní al interior de las fronteras de la URSS es lo que aterra a la burocracia del Kremlin. Las poblaciones fronterizas soviéticas, unidas a las de Irán y Afganistán por lazos religiosos, culturales y raciales, pueden ser contagiadas por la radicalización de la zona y pueden convertirse en protagonistas de una movilización antiburocrática al interior del estado obrero, preparando la base para una revolución política. Esto es lo que la burocracia teme, ésta es la razón de porqué la URSS intervino.”
—Avanzata Proletaria, 12 de enero
¡Parece que Moreno y Cía. tratan de competir con los maoístas y el superhalcón de Carter, Brzezinski, en el intento de movilizar a los fanáticos musulmanes jomeinistas contra Rusia!
Este no es un “exceso” aislado de los morenistas italianos. La Declaración/Plataforma de la Fracción Bolchevique aclamó el triunfo de la reacción clerical islámica: “la revolución iraní (…) ha sido el ejemplo más espectacular de un auge que se ha visto en los años recientes”. Y el PST argentino proclamaba que la victoria de los mulahs en febrero de 1979 “ya ha ganado su lugar entre las grandes revoluciones de este siglo, comparable en importancia a la prolongada Revolución Indochina” (Opción, abril de 1979). En la prensa de la LSR esto se convierte en apoyo político explícito a los dirigentes religiosos musulmanes, cuya “profunda integración con el pueblo” los convierte en “el canal para la movilización, la dirección de la revolución”:
“Por sobre todo, los lazos que existen entre los ayatolás y las masas son favorecidos por el hecho de que la jerarquía chiita no es impuesta desde arriba sino elegida desde abajo y por lo tanto ampliamente reconocida por la población.”
—Avanzata Proletaria, 25 de marzo de 1979
Estas declaraciones aparentemente estrafalarias (para autoproclamados trotskistas) reflejan en realidad una línea política constante. No menos siniestra que la estalinofobia de “socialista de Departamento de Estado” de los lambertistas, la línea antisoviética de los morenistas en Afganistán refleja la mentalidad de caudillo de su dirigente. Desde su apoyo político a Perón en Argentina, a Torrijos en Panamá, a Velasco Alvarado en el Perú y ahora al clerical-feudalista Jomeini en Irán, Moreno muestra una predilección singular por los regímenes bonapartistas populistas nacionalistas burgueses. Comparado con el pálido burócrata Brezhnev, gobernando mediante un aparato estatal omnipresente, Jomeini parece un líder dinámico, carismático – un verdadero hombre digno de respeto en los ojos del presunto “Imam trotskista” de Argentina.
Este incurable camaleón político ha burlado a muchos potenciales revolucionarios en su tiempo. Instamos a nuestros lectores a consultar el cuaderno Moreno Truth Kit (La verdad sobre Moreno) de la tendencia espartaquista con la verdadera historia de este desbocado peronista sin hábito. Y que consideren el hecho de que a los primeros tiros de una nueva guerra fría, los morenistas abandonan toda pretensión de defender el programa trotskista hacia los estados obreros degenerados/deformados: revolución política obrera para derrocar a la burocracia y la defensa incondicional contra el imperialismo. ¡Quién sabe si pronto nuestro empresario seudotrotskista sui generis forme una “Brigada Imam Jomeini” a fin de extender la “Revolución Islámica” clerical-feudalista a la Unión Soviética! No sería difícil eliminarlos con operaciones de limpieza-pero puede que sus aliados, los mulahs, lleven a cabo el, trabajo antes de que el ejército soviético se dé tiempo para hacerlo.