Compare y Contraste
LCI vs. TBI sobre el estalinismo y el defencismo soviético
[Primero publicado en línea el 10 de enero de 2004. Copiado de http://www.bolshevik.org/espanol/CompareYContraste_esp.html ]
A continuación mostramos una selección de citas de las publicaciones de la Tendencia Bolchevique Internacional (TBI, incluyendo la Tendencia Externa de la Tendencia Espartacista Internacional, predecesora de la TBI) y de la Liga Comunista Internacional (LCI, incluyendo la Tendencia Espartacista Internacional, predecesora de la LCI) subrayando las diferencias entre las dos organizaciones en cuanto a sus posiciones respecto al estalinismo y a la defensa de los estados obreros deformados y degenerados. El texto completo de muchos de estos artículos pueden encontrarse en www.bolshevik.org.
1980s: ¿’Victoria militar’ o ‘Vitorear’ el ejército soviético en Afganistán?”
LCI
En una de las primeras polémicas contra la Tendencia Externa de entonces, señalamos: “Si la Tendencia Externa fuera más honesta, admitiera que aborreció el hecho que vitorearamos la intervención del Ejército Rojo Soviético en Afganistán” (ver “The ‘External Tendency’: From Cream Puffs to Food Poisoning,” WVNo. 349, 2 de marzo de 1984). Cuatro años más tarde, ellos por fin, abiertamente denunciaron y renunciaron a nuestro llamado de, “¡Viva el Ejército Rojo en Afganistán!”, arguyendo que éste no era una consigna trotskista, porque le decía a los obreros que confiaran en los estalinistas, que tuvieran fe en los estalinistas, que aclamaran a los estalinistas.”
Por el contrario, nuestra buena acogida a la intervención del ejército soviético estuvo basada en el reconocimiento que, cualesquiera que fueran las intenciones de los burócratas mercenarios del Kremlin, esta acción militar daba la posibilidad de extender los logros de la Revolución de Octubre a Afganistán. Muchos soldados soviéticos pensaban que estaban cumpliendo su deber internacionalista al luchar por la derrota de las fuerzas reaccionarias islámicas financiadas por el imperialismo. Pero, ese internacionalismo hubiera sido verídico, sólo si se hubiera realizado, como señalamos, una revolución política para expulsar a los estalinistas del Kremlin y retornar al programa internacionalista proletario del Partido Bolchevique de Lenin y Trotstky.
—“The International Bolshevik Tendency—What is it?” [1995]
TBI
El problema con la consigna “Viva el Ejército Rojo en Afganistán” es que ésta no hace ninguna distinción entre el apoyo político y el militar. El ejército soviético (que no ha sido llamado ‘Ejército Rojo’ desde 1946) es el brazo militar de la burocracia del Kremlin. Las políticas del ejército son las de la burocracia. Por tanto, su papel es contradictorio, al igual que el de la burocracia. Mientras que el Ejército Ruso defienda a la Unión Soviética del imperialismo (y éste fue realmente su propósito al ir contra Afganistán), nosotros estamos militarmente de su lado. Si arrasa con las opresoras estructuras sociales y las reemplaza por la propiedad colectiva en las áreas bajo su control (y esto era incuestionablemente una posibilidad de la intervención rusa), nosotros apoyaríamos tales medidas. Pero apoyar al ejército soviético sin crítica alguna (por ejemplo, “aclamarlo”) podría ponernos en la posición de tener que pedir perdón por los estalinistas, cuando se acomoden al status quo social o emprendan una cobarde retirada. Y, sin que nadie se sorprenda, esto es exactamente lo que ellos han hecho en Afganistán.
…la Liga Espartacista propuso esta intencionada formulación ante la onda de antisovietismo que estaba barriendo a América. Aunque su intención puede considerarse loable, no hay forma de evitar el hecho de que la consigna, tomada literalmente y por si sola, es un apoyo político incondicional al papel soviético en Afganistán.
…El llamado a la “Victoria Militar del Ejército Soviético” se correspondió con la situación concreta en Afganistán porque nos colocó decididamente del lado soviético del frente de batalla sin asumir ninguna responsabilidad por las traiciones estalinistas.
—1917 No. 5 [Invierno 1988-1989]
1981: Solidarnosc contra el deformado estado de los trabajadores en Polonia
LCI
Desde su concepción, la Tendencia Bolchevique afirmó tener muchas posiciones en común con nosotros. Por ejemplo, ellos también enarbolaron la configna “¡Alto a la Contrarrevolución de Solidarnosc en Polonia!” Pero cuando el tema de detener a Solidarnosc se planteó con mayor urgencia, ellos se volvieron locos ante nuestro planteamiento de apoyar la intervención aunque los estalinistas del Kremlin, con sus métodos brutales y estúpidas, se decidieran por una intervención militar y que de antemano asumíamos la responsabilidad por cualesquiera idioteces y atrocidades que pudieran cometer. La posición trotskista de defensa militar incondicional a los deformados y degenerados estados de los trabajadores queria decir eso exactamente, sin condiciones. Para la Tendencia Bolchevique, esto fue simplemente una prueba más de nuestra supuesta “estalinofilia”.
— “The International Bolshevik Tendency—What is it? [1995]
TBI
Este párrafo es una distorsión estalinofílica de la posición trotskista de defensa militar incondicional a los burocratizados estados de los trabajadores. Como señalamos en el ETB [Bulletin of the External Tendency of the iSt] No. 1:
“Los trotskistas dan apoyo militar incondicional a los regímenes estalinistas que luchan contra la contrarrevolución interna (por ejemplo, Solidarnosc), o contra fuerzas capitalistas externas (por ejemplo, Finlandia, 1940). Y es por completo diferente a brindar apoyo político a los estalinistas. Nosotros no asumimos ninguna responsabilidad por los crímenes de los estalinistas contra el pueblo trabajador – ya sea durante la defensa militar de las formas de propiedad proletaria u otras. El apoyo militar se brinda a pesar de estos crímenes.”
La disposición de la Liga Espartacista de “de antemano asumir la responsabilidad por cualesquiera idioteces y atrocidades, que ellos (los estalinistas) pudieran cometer” es precisamente lo contrario a la posición propuesta por León Trotski en el contexto de la defensa de la URSS contra el nazismo alemán en la Segunda Guerra Mundial:
“Mientras que con las armas en la mano ellos asestan golpes a Hitler, los bolcheviques leninistas realizan al mismo tiempo propaganda revolucionaria contra Stalin, preparando su derrocamiento en la próxima, y quizás muy cercana, etapa.
“Este tipo de “defensa de la URSS” naturalmente diferirá, tanto como el cielo difiere de la tierra, de la defensa oficial que ahora está resumida en la consigna: ‘¡Por la Madre Patria! ¡Por Stalin!’ Nuestra defensa de la URSS responde a la consigna ‘¡Por el socialismo! ¡Por la Revolución Mundial! ¡Contra Stalin!”
—En defensa del marxismo (los subrayados son del original)
La consigna ¡Contra Stalin! significó que, en vez de “asumir la responsabilidad” por los crímenes de los burócratas contra la clase trabajadora, la IV Internacional se opuso las atrocidades cometidas por Stalin y la casta que él representaba.
— “ICL vs. IBT,” Trotskyist Bulletin No. 5 [febrero de 1996]
1983: Derribo del avión de espionaje KAL 007
LCI
Si el gobierno de la Unión Soviética sabía que el avión que intrusionaba su espacio aéreo (Líneas Aéreas Coreanas, vuelo No. 007) era en realidad un vuelo comercial de pasajeros con más de 200 civiles inocentes a bordo, y a pesar del potencial daño militar de una misión aparentemente de espionaje, aún así deliberadamente destruyeron el avión y sus ocupantes, entonces, parafraseando a los franceses, el acto de derribarlo hubiera sido peor que una atrocidad bárbara…
—Workers Vanguard No. 337, 9 de septiembre de 1983
TBI
Nosotros decimos que la defensa de la Unión Soviética incluye la defensa del espacio aéreo soviético. La pérdida de vidas de civiles inocentes fue realmente lamentable, pero la única “barbaridad atroz” cometida fue la de los maestros espías americanos y de Corea del Sur, quienes utilizaron a esas desafortunadas personas como rehenes involuntarios.
—ET Bulletin No. 2, enero de 1984 (reimpreso en Trotskyist Bulletin No. 1).
1984: Sobre Yuri Andropov
LCI
Él intentó refrenar los peores excesos de la burocracia.
Él intentó aumentar la productividad de las masas soviéticas.
Él no cometió ninguna traición manifiesta a favor del imperialismo.
Él no era amigo de la libertad.
—Andrópov, en Libro de Memorias, Workers Vanguard No. 348, 17 de febrero de 1984
TBI
El que Andrópov no haya cometido “ninguna traición manifiesta a favor del imperialismo” puede atribuirse, sin temor a equivocarse, al poco tiempo que duró en el cargo. Ciertamente, él no envió más MIGs a Nicaragua o AK-47 a los izquierdistas salvadoreños que su predecesor. Es verdad que quiso elevar la productividad, y eso qué, también la quisieron aumentar Stalin, Khrushchev y Brezhnev. (En cualquier caso, los trotskistas miran con escepticismo cualquier proyecto de elevar la productividad trazado por la burocracia, ya que éstos, generalmente, van contra la clase obrera. ¡Trotski no apoyó el Stakhanovismo!). Cualquier burócrata de alto rango sensato estará interesado en frenar ‘los peores excesos de la burocracia’ para incrementar la eficiencia, la seguridad y la estabilidad del régimen que dirige. Vuestra pequeña homilía a favor de Andropov se centra en sus intenciones subjetivas más que la inevitabilidad objetiva, e incluso la necesidad, de la existencia de corrupción e ineficiencia en una economía planificada dirigida por el orden burocrático y la policia secreta.
— “Reply to comrade Samuels,” 22 de abril de 1984, ET Bulletin No. 3, mayo de 1984 (reimpreso en el Trotskyist Bulletin No. 1).
LCI
Vuestra comparación de Andrópov con Stalin y Beria, los asesinos de decenas de miles de comunistas y oficiales del Ejército Rojo, es una obscena amalgama digna de las páginas de Comentario. Toda la carrera política de Andrópov se desarrolló durante un período de mayor tranquilidad doméstica. Al hacerlo a él personalmente responsable de los crímenes masivos psicopatológicos de Stalin es concecuencia de utilizar la misma metodología que considera a la burocracia como una masa reaccionaria homogénea y contrarrevolucionaria hasta la médula, es decir, una nueva clase explotadora.
— “Letter to External Tendency from Reuben Samuels,” 3 de enero de 1984, Workers Vanguard No. 348, 17 de febrero de 1984 (reimpreso en Trotskyist Bulletin No. 1)
TBI
El eje de su argumento al final deviene en su afirmación, profundamente revisionista, que es “obsceno” comparar a Yuri Andrópov con Joseph Stalin. Ustedes dicen que esto es digno de Comentario. Pero debemos entender que esta afirmación significa que ustedes piensan que:
a)En un cierto sentido Andrópov está más cerca del leninismo que sus predecesores, y/o
b)De cierta forma, él es menos representativo de la casta burocrática, que estranguló la dominación política de la clase obrera en la Unión Soviética y/o
c)La casta que él representaba, sufrió una transformación esencial desde la época de Stalin a ahora.
Cualquiera de estas posiciones puede ser sostenida por Pravda o por el Daily World, pero decididamente no caben en un periódico que dice ser trostkista.
— “Reply to comrade Samuels,” 22 de abril de 1984, ET Bulletin No. 3, mayo de 1984 (reimpreso en el Trotskyist Bulletin No. 1).
LCI
El trostkismo nos brinda una visión mundial coherente, en la que se refleja el carácter contradictorio de la burocracia estalinista. Su afirmación de que: “en el nivel más general, Andrópov y los burócratas que él representa están contrapuestos a todo aquello por lo que Trotski luchó”, es unidialéctica y se aleja mucho del trotskismo.
— “Letter to External Tendency from Reuben Samuels,” 3 de enero de 1984, Workers Vanguard No. 348, 17 de febrero de 1984 (reimpreso en Trotskyist Bulletin No. 1)
TBI
Para Trotski, a diferencia de para vuestra amable persona, el eje de la contradicción dialéctica en la sociedad soviética no está dentro de la burocracia (el enérgico Andrópov contra el perezoso Brezhnev), sino entre la oligarquía bonapartista y la estructura social de dónde se deriva su parásita existencia. Esto naturalmente condiciona la actitud trotskista hacia la relación entre la defensa de la Unión Soviética y el derrocamiento de la burocracia estalinista. Es responsabilidad de los revolucionarios defender a la Unión Soviética a pesar de la dominación de Yuri Andrópov y su casta –—¡pero no en su nombre!
— “Reply to comrade Samuels,” 22 de abril de 1984, ET Bulletin No. 3, mayo de 1984 (reimpreso en el Trotskyist Bulletin No. 1).
1986: “El principal desperfecto” del Challenger
LCI
Lo que sentimos por los astronautas no es ni más ni menos que lo que sentimos por cualquier persona que muera en circunstancias trágicas, tal como los pobres nueve salvadoreños que murieron por un fuego en un apartamento del distrito federal de Washington hace dos días.
—Workers Vanguard, No.397, 14 de febrero de 1986
TBI
Sin embargo, la cobertura que vimos, no nos deja ninguna duda de que aquellos “nueve pobres salvadoreños” eran refugiados de la desesperada pobreza de su patria (y casi con certeza de los escuadrones de la muerte de la derecha). La afirmación de WVs de que no siente más simpatía por estas personas que por el grupo de “reaganautas” que perecieron tratando de fraguar un eslabón más en el intento del imperialismo estadounidense de alcanzar la posibilidad de infringir el primer golpe contra la Unión Soviética, demuestra que la Liga ex-Trotskista-Espartacista ya no es capaz de distinguir la línea de clase.
—1917 No. 2, verano 1986
LCI
Aquellos que murieron (a bordo del Challenger) fueron víctima del impulso guerrerista antisoviético del imperialismo, al igual que los más de 200 marines muertos en Beirut o los pasajeros del avión de espionaje KAL 007.
—Workers Vanguard, No. 397, 14 de febrero de 18986
TBI
Lo que tenemos aquí es un intento de amalgamar tres situaciones muy diferentes utilizando un poco de manipulación política.
Los pasajeros del KAL-007 fueron víctimas inocentes, a diferencia de los “especialistas de la misión” a bordo del Challenger, ellos fueron enviados a la muerte en un vuelo de espionaje deliberado y provocador, diseñado para disparar la red de defensa aérea soviética. A pesar de su postura como defensores de la URSS, llegado el momento de tomar posiciones, la Liga de los Espartacistas vaciló…
La otra cara de evadir la cuestión rusa, es el patriotismo social. Los más de 200 marines norteamericanos, que murieron en el bombardeo a los cuarteles en 1983 en Beirut, eran mercenarios imperialistas que estaban estableciendo una cabeza de playa para la presencia militar de Estados Unidos en el Medio Oriente. Los revolucionarios se oponen incondicionalmente a la intervención imperialista en cualquier parte del “tercer mundo” y claman por la eliminación de las gendarmerías coloniales por todos los medios posibles. ¡No lo hizo así la Liga Espartacista la que después del bombardeo a los cuarteles, clamó por la salvación de los sobrevivientes!
—1917 No. 2, verano de 1986
1989: Stalinismo y Conciencia
LCI
La falsa identificación del estalinismo con el bolchevismo proveyó a Stalin de dedicados agentes políticos en todo el mundo; solamente Stalin y quizás una media docena de sus cómplices (los cuales cambiaron con el transcurso del tiempo) sabían lo que se traían entre manos.
— “International Communist League Launched,” Workers Vanguard No. 479, 9 de junio de 1989
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Ya no es posible que un Stalin y una media docena de sus cómplices conscientes utilicen los partidos “monolíticos” como instrumentos de traición colaboracionista de clase en aras de la “construcción del socialismo.”
—Ibid.
TBI
Al igual que la burocracia sindical en las sociedades burguesas, la ideología de la oligarquía soviética tiene su base material en su deseo de proteger su propia posición social privilegiada. Trotski estimó, en un artículo del 13 de enero de 1938, “que la burocracia devora no menos de la mitad del fondo nacional de consumo”. Él afirmó que “los grandes aristócratas, los estratos más altos de la burocracia, viven como los millonarios norteamericanos” (énfasis añadido). Cuando él habló de los más altos estratos de la burocracia, es evidente que no se estaba refiriendo a la camarilla personal de Stalin. En junio de 1937 Trotski señaló:
“Aún desde el punto de vista de la “venganza”, los golpes terroristas no brindan satisfacción. ¿Qué sentido tiene condenar a una docena de burócratas de alto nivel comparado con la cantidad y el alcance de los crímenes cometidos por la burocracia?”
Trotski nunca consideró que los erráticos zig-zags políticos de la burocracia estalinista, sus crímenes y sus traiciones, estuvieran pre-determinados siguiendo algun designio conocido solamente por “Stalin y su media docena de cómplices conscientes”. El reciente “descubrimiento” de la Liga Espartacista de que, aparte de un núcleo interno de estalinistas “conscientes”, el resto de la casta burocrática, así como de sus agentes internacionales, eran rehenes o peones inconscientes, tiene más en común con la denuncia auto-justificante de Khrushchov del “culto de Stalin a la personalidad”, que con el análisis materialista de Trotski de la burocracia soviética.
Desde el punto de vista histórico, ninguno de los conservadores y arribistas burócratas, incluyendo a Stalin, estaban totalmente conscientes de lo que estaban haciendo…
Con la criminal tontería del “Tercer Período”, la burocracia soviética, sin intención de hacerlo, facilitó la victoria de Hitler. En forma similar, los oligarcas del Kremlin demostraron ser el mejor aliado de los nacionalistas en la Guerra Civil Española, aunque no buscaran deliberadamente entregar la victoria a Franco. La purga asesina de Stalin del cuerpo de oficiales del Ejército Rojo, y su irracional confianza en las promesas de Hitler, sentó las bases para la catástrofe militar del verano de 1941. Pero una vez más, ésta no fue su intención.
Resulta risible imaginar que, aparte de una siniestra media docena de cómplices que “sabían de qué se trataba”, el resto de los ‘engranajes’ de la máquina de terror burocrática que exterminó físicamente a decenas de miles de revolucionarios, fueran simplemente “dedicados agentes políticos” que defendían lo que ellos equivocadamente tomaron por leninismo. Esta ciertamente no fue la opinión de Trotski…
¿Por tanto, por qué, en primer lugar, están los espartacistas súbitamente dando impulso a esta noción? ¿Es ésta una metáfora de Robertson para la vida en la Liga Espartacista (LE)? Quizás, pero también puede tener un propósito inmediato más práctico: facilitarle a los estalinistas desafectos sentirse como en casa en la Liga Comunista Internacional (LCI).
—1917, No. 7, invierno de 1990
1989-90: La contrarrevolución capitalista en la República Democrática Alemana (RDA)
LCI
En el fondo, la posición de la Tendencia Bolchevique Internacional (TBI) reflejó un completo derrotismo sobre la capacidad de lucha de la clase obrera soviética. Ellos tenían idéntica postura hacia la creciente Revolución política en el antiguo deformado estado de los trabajadores en la República Democrática Alemana que siguió al colapso del muro de Berlín, es decir, ellos declararon que no había posibilidad alguna de una revolución política proletaria. Consecuentemente, denunciaron a la Liga Comunista Internacional (LCI) por movilizar nuestros recursos fuertemente e internacionalmente para intervenir, con un programa revolucionario trotskista en los sucesos del antiguo estado de los trabajadores de la República Democrática Alemana de 1989 a 1990.
— “The International Bolshevik Tendency—What is it?” [1995]
TBI
Aquí la Liga Comunista Internacional emplea una de sus técnicas de polémica favoritas, atribuyendo una posición a un oponente y entonces atacando su propia invención. Nosotros ciertamente no dijimos que fuera imposible una revolución política proletaria en la República Democrática Alemana, sino simplemente que, al contrario de lo que afirmaba la Liga Internacional de los Comunistas, ésta no había comenzado. “A la luz de los resultados posteriores” ha sido la Liga Internacional de los Comunistas, no nosotros, la que ha tenido que ajustar su posición. Es fácil entender por qué la Liga Internacional de los Comunistas preferiría correr un manto de silencio sobre su posición “optimista” respecto a la revolución política proletaria de la República Democrática Alemana.
— “ICL vs. IBT”, Trotskyist Bulletin No. 5 [febrero de 1996]
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Con su perspectiva de una “comunidad por tratado” entre la RDA y la RFA, el Primer Ministro Modrow había enviado una señal de que estaba dispuesto a capitular ante el imperialismo de Alemania Occidental cuando se formó el nuevo gobierno el 17 de noviembre de 1989. Las concesiones que él ofreció, sin embargo, no dieron a la burocracia, su anticipado respiro, sino solamente brindaron mayor ímpetu a los contrarrevolucionarios. La derecha ganó en la base, mientras prevalecía la confusión entre los trabajadores más políticamente conscientes, que confiaron en los “honestos y reformados” estalinistas. Esta es la razón por la cual el régimen de Modrow eraespecialmente peligroso, y por qué era imperativo prevenir a los trabajadores contra él.
…La Liga Comunista Internacional (LCI) evitó la confrontación aguda con el régimen de Modrow. En su temor al aislamiento, vieron este tipo de confrontación como inoportuna, ya que todas las tendencias en el partido estalinista apoyaron a Modrow hasta el final. Tal confrontación hubiera puesto en peligro la política de la LCI de “Unidad con la SED.”
En este período, la LCI no se focalizó en atacar a Modrow como un vendido a quien los trabajadores tenían que apartar en defensa de la RDA. En vez de esto, ellos lo criticaron solamente de pasada…
—1917 No. 10 [tercer trimestre de 1991]
1990: La demostración de Treptow
LCI
La Liga Trotskista Alemana y el Grupo Espartacista jugaron un papel clave al iniciar las acciones del frente unido en Treptow. Nuestros voceros llamaron a la creación de milicias de trabajadores y a crear soviets de trabajadores y de soldados para detener a los nazis y evitar que la revolución política fuera convertida en una contrarrevolución social. Nosotros advertimos que la social democracia era el instrumento para liquidar a la RDA. Nosotros señalamos que la batalla por el gobierno de los soviets obreros en la RDA, podría inspirar a los trabajadores en la Unión Soviética, el blanco principal del imperialismo, a tomar el mismo camino.
—Workers Vanguard No. 495, 9 de febrero de 1990
TBI
En el llamado de la TLD a realizar la demostración no había absolutamente ninguna critica de la decisión de capitulación del SED-PDS, (SED, el partido estalinista que gobernaba la RDA, cambió su nombre por el de Partido del Socialismo Democrático en diciembre de 1989) y ni una sola palabra acerca de que Modrow se inclinara ante el imperialismo de la RFA y el nacionalismo alemán. Pero fueron estas políticas las que inicialmente envalentonaron a los nazis, quienes realizaron los ataques (en el memorial de la guerra).
En su discurso en la demostración de Treptow, la camarada Dahlhaus de la TLD/SpAD explico la línea “SED-Unity” en su totalidad: “Nuestra [¡!] economía está obsoleta y desgastada. La dictadura del Partido SED ha demostrado que es incompetente [¡!] para luchar contra esto.” (Arprekor No. 15, 4 de enero de 1990). Este planteamiento, junto con el de “el monopolio del poder del SED ha sido derrocado” fue todo lo que se dijo acerca de las políticas de los estalinistas. (Ibid.). En el discurso de Dahalhaus solamente el SED de Honecker, del cual los manifestantes no querían ni oir hablar, fue mencionado. Pero, no fueron atacadas las ilusiones en un SED-PDS “reformado”.
…vale la pena mencionar a Treptow nuevamente. Una invitación al SDP/SPD (Social-demócratas) para participar en la demostración masiva contra los fascistas era indispensable. Había que separar a los obreros del SPD. Una forma de elevar la conciencia de clase de la base del SPD hubiera sido desafiar a su dirección a tomar una posición antesde que la demostración tuviese lugar. Cuando Vogel, Boehme, Meckel y compañía (los líderes del SDP/SPD) iniciaron el clamor burgués contra los demostradores después del 3 de enero, la movilización antifascista, naturalmente, tuvo que ser defendida de estos truhanes del SPD. Los revolucionarios tenían que tratar de ganar a los obreros del SDP y a las ramificaciones de este partido para apoyar su defensa… La Liga Comunista Internacional (LCI), por el contrario, se negó a atraer al SDP a una acción unida, y justificó esto una semana más tarde sobre la base de que la SDP “no tenía base alguna de masas proletarias” (Arprekor No. 18, 12 de enero de 1990)….El TLD (SpAD) deliberadamente intentó implicar solamente al SED en la demostración de Treptow. (Para los robertsonistas) obviamente los obreros del SDP/SPD eran parte de las “masas reaccionarias”, y el TLD tenía incluso la osadía de citar los escritos de Trotski contra el fascismo como base para ello. (Arprekor No. 16, 8 de enero de 1990).”
—1917 No. 10 [tercer trimestre de 1991]
1991: Contrarrevolución capitalista en la Unión Soviética
LCI
El pueblo trabajador de la Unión Soviética, y ciertamente los trabajadores de todo el mundo, ha sufrido un desastre sin paralelo cuyas consecuencias devastadoras se están sintiendo ahora. El creciente ascenso de Boris Yeltsin, quien se autopropone como el hombre de Bush, librándose del fallido golpe organizado por los antiguos ayudantes de Mijaíl Gorbachov, ha desatado una marea contrarrevolucionaria a través de la tierra de la Revolución de Octubre.
-—Workers Vanguard No. 533, 30 de agosto de 1991
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El “bando de los ocho” no sólo no movilizó al proletariado, sino que ordenaron a todos a permanecer en el trabajo.
El “bando de los ocho” fue incapaz de arrasar con Yeltsin con su patética excusa de golpe de estado porque el suyo era un “golpe de perestroika”; los golpistas no quisieron desatar las fuerzas que pudieron haber derrotado a los contrarrevolucionarios más extremistas porque eso los podía llevar a una guerra civil si los yeltsinistas ripostaban con fuerza.
—Workers Hammer No. 127, Enero/febrero 1992
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El 7 de noviembre (1992) marcó el Aniversario 75 de la Revolución Bolchevique. Pero el estado de los trabajadores erigido por el poder bolchevique, no sobrevivió a los 75 años. El período de contrarrevolución abierta iniciado por el contragolpe pro-imperialista de Boris Yeltsin en agosto de 1991 ha culminado, en ausencia de una resistencia masiva de la clase obrera, en la creación de un estado burgués, aunque éste sea frágil y reversible.
—Workers Vanguard No. 564, 27 November 1992
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Los hechos de agosto de 1991 (el ‘golpe’ y el ‘contragolpe’) parecen haber sido decisivos para la dirección del desarrollo en la Unión Soviética, pero solamente aquellos que están bajo la influencia de la ideología capitalista o de sus prerequisitos materiales pudieran haber aventurado esta conclusión en aquel momento.
—Workers Vanguard No. 564, 27 November 1992
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Los hechos de agosto de 1991, que motivaron el ascenso de las fuerzas de abierta restauración capitalista en en la Unión Soviética, marcaron un punto de giro en la historia del mundo contemporáneo.
—Spartacist, No. 47-48, Invierno de 1992-93
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Los intentos de la Tendencia Bolchevique Internacional de ocultar su derrotismo en agosto de 1991 mediante la declaración de apoyo militar a los conspiradores golpistas estalinistas, lo cual fue una posición burlesca ya que los conspiradores golpistas, que estaban tan decididos a acometer la restauración capitalista como Yeltsin, no estaban dispuestos a realizar la movilización política y militar necesaria para organizar una seria oposición. De cualquier manera, la posición de la Tendencia Bolchevique de que ‘todo terminó, si se hubiera propagado por la Unión Soviética en ese momento, sólo pudiera haber provocado la desmoralización y parálisis de cualquier oposición proletaria incipiente a la toma de posesión de Yeltsin.
— “The International Bolshevik Tendency—What is it?” [1995]
TBI
Nosotros tomamos partido en agosto de 1991, a favor de los estalinistas y contra los yeltsinistas. La Liga Espartacista, que pretendió ser el Partido de la Revolución Rusa, no apoyó la victoria de ninguno de los dos, lo que equivale a mantenerse neutral. La Liga Espartacista se incómoda con esta caracterización, pero la lógica política de ésta, se refleja en su declaración:
“…el apoyo militar a los conspiradores golpistas estalinistas [es] una posición burlesca, ya que los conspiradores golpistas, que estaban tan decididos a acometer la restauración capitalista como Yeltsin, no estaban dispuestos a realizar la movilización política y militar necesaria para organizar una seria oposición”. (Énfasis añadido)
Todas las contradicciones de la posición de la Liga Espartacista están contenidas en el pasaje citado más arriba. En realidad, los yanayevistas eran los que ‘estaban tan decididos a acometer la restauración capitalista como Yeltsin’, entonces ¿por qué le importaba a los trotskistas si ellos estaban dispuestos o no a realizar una movilización política y militar? Si los burócratas estalinistas (incluyendo a los cabecillas del KGB y a los militares) estaban ‘tan decididos a acometer la restauración capitalista’ como los amigos de la CIA reunidos alrededor de Yeltsin en la Casa Blanca Rusa, entonces sí que no habría habido nada importante en juego en agosto de 1991. Sin embargo, si uno afirma que Yanayev y sus seguidores ‘estaban tan decididos a acometer la restauración capitalista’ como Yeltsin, entonces es evidente que en algún momento anterior al 19 de agosto de 1991, la burocracia del Partido Comunista de la Unión Soviética había sido transformada en una formación contrarrevolucionaria, de arriba abajo y hasta la médula.
Si el triunfo del bando de Yeltsin fue solamente la victoria de un bando de contrarrevolucionarios sobre los otros, si para el 19 de agosto de 1991 la contrarrevolución social ya había tenido lugar, entonces el golpe y el contragolpe fueron meras disputas sobre el botín. Sin embargo, tal posición entraría en conflicto con la igualmente absurda afirmación de la Liga Espartacista que Yeltsin, el líder histórico de la contrarrevolución capitalista, presidió un estado obrero durante más de un año hasta que, en algún momento no revelado de la segunda mitad de 1992, Jim Robertson decidió que “estaba claro que la clase obrera no iba a actuar contra Yeltsin”. Si el exitoso contragolpe de Yeltsin abrió las “compuertas de la contrarrevolución”, como afirmó WV entonces, la Liga Espartacista debió haber tomado partido. (Ver las extensas polémicas sobre esta cuestión en 1917 Nos. 11 y 12)
— “ICL vs. IBT”, Trotskyist Bulletin No. 5 [febrero de 1996]
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Todo no se ha perdido para la clase obrera de la Unión Soviética. Los gobiernos pro-capitalistas que se han encaramado en el trono son aún extremadamente frágiles, y no han consolidado aún sus propios aparatos de represión estatal. La mayor parte de la economía está aún en manos estatales, y los yeltsinistas enfrentan la formidable tarea de restaurar el capitalismo sin el apoyo de una clase capitalista propia. La resistencia obrera a los inminenetes ataques a sus derechos y a su bienestar implicará, por tanto, una defensa de una gran parte de los componentes del status quo socio-económico. Los regímenes burgueses embrionario que se forman ahora en la ex-URSS pueden ser echados a un lado mucho más fácilmente que en los estados capitalistas maduros.
Nada de esto, sin embargo, puede cambiar el hecho de que los trabajadores serán forzados ahora a luchar en un terreno fundamentalmente alterado en su contra. Ellos aún no se han constituido en una fuerza política independiente, y están aún extremadamente desorientados. El aparato estalinista, que tenía un interés objetivo en mantener la propiedad colectiva, ha sido destruido. Es poco probable que los estalinistas se sigan resistiendo, puesto que ya han reprobado un decisivo test político, y aquellos cuadros oficiales que intentaron resistir fueron obligados a jubilarse, están encarcelados, o muertos. Resumiendo, el mayor obstáculo organizado a la consolidación de un estado burgués ha sido efectivamente eliminado. Antes del golpe, la resistencia masiva de la clase obrera a la privatización, hubiera desmoronado la burocracia estalinista y sus defensores armados. Ahora, los obreros en su lucha para revertir el impulso hacia la restauración tendrán que enfrentar “cuerpos de hombres armados” dedicados a cumplir los objetivos de los capitalistas occidentales y de sus aliados internos. Este incipiente poder estatal debe ser desmoronado y destruido por los trabajadores.
— “Counterrevolution Triumphs in USSR”, septiembre de 1991, planteamiento de la TBI, reimpresos en 1917 No. 11 [Tercer Trimestre 1992]
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La pregunta crítica no es ¿cuándo se consolidó el nuevo estado burgués ruso (todavía está sólo parcialmente consolidado), sino más bien, cuándo fue que esto ocurrió? A diferencia de la LRCI, la Liga Internacional de los Comunistas nunca ha aseverado que hubiara una dualidad de poderes en la ex-URSS con posterioridad al golpe. Tampoco han rebatido que el aparato de gobierno posterior a agosto no estaba comprometido ni con la propiedad burguesa, ni con la colectiva. Si se excluyen estas dos posibilidades, sólo hay una respuesta: el estado burgués se instauró con la victoria de Yeltsin en agosto de 1991.
—1917 No. 12 [1993]