¿Internacionalismo proletario o adaptación al nacionalismo burgués?
Rodolfo Kaleb y Marcio Torres, Enero del 2015
Recientemente nosotros del Reagrupamiento Revolucionario publicamos una declaración sobre la cuestión de Palestina y la masacre perpetrada por el régimen sionista de Israel contra la población de Gaza (Defender a los palestinos! Ninguna confianza en Hamas o Fatah!). En esta declaración, además de apuntar nuestra oposición en relación a los ataques israelitas y la defensa de Palestina de forma más general, también tejimos algunas breves críticas a algunas posiciones presentes en la izquierda que se reivindica revolucionaria. Esta frecuentemente defiende una política desorientadora y oportunista sobre las tareas concretas para llevar a la emancipación del pueblo palestino y a un gobierno de los trabajadores. De esa forma, queremos profundizar algunas de esas críticas, más específicamente las que se aplican a la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT), cuyo principal partido es el PSTU brasileño.
Capitulación al programa y a los partidos nacionalistas burgueses
Comúnmente, la LIT resume su programa para la lucha de clases en Palestina a través del slogan “Por una Palestina libre, laica y democrática” (también adhiriendo en ocasiones: “no racista”). No es al azar que esa síntesis de su posición no coloque en cuestión el carácter de clase de Palestina que almacenan. Analizando de cerca el contenido de ese slogan, vemos que se limita al programa original de la OLP (Organización por la Liberación de Palestina), como ya afirmó explícitamente.
“Sostenemos que la única solución es la vieja consigna de la OLP (la creación de una única Palestina laica, democrática y no racista, en la que convivan en paz árabes y judíos). Para lograrlo, es necesario destruir el Estado de Israel, principal causa del conflicto.”
― Palestina-Israel: ¿son posibles “dos Estados”?, 30 diciembre, 2015.
http://litci.org/es/mundo/norteamerica/estados-unidos/palestina-israel-son-posibles-dos-estados/
Creada en 1964, la OLP comenzó como una coalición de fuerzas políticas variadas adoptando tácticas de guerrilla, reivindicando el fin del sionismo, el derecho de retorno de los palestinos expulsados de sus tierras y el retorno a la “Palestina histórica”, esto es, a las fronteras existentes antes de 1948 (La Posición Trotskista en Palestina, 1948 – en portugués). Como acontece con toda organización de masas sin una delimitación clasista, la OLP pasó rápidamente a atender fundamentalmente a los intereses de los sectores más favorecidos económicamente de la población palestina. Luego en los primeros años, el partido Fatah (Movimiento por la Liberación Nacional de Palestina), dirigido por Yasser Arafat, se tornó el liderazgo de la organización, lo que le confirió un carácter político nacionalista, sin ninguna pretensión de confrontar el capitalismo. Con el tiempo, ese programa llevó a su conclusión lógica: disposición a “negociar” los derechos de los palestinos en cambio de alguna estabilidad económica y política para los palestinos más prósperos. En la década de 1980, bajo la orientación del Fatah, la OLP aceptó negociar con Israel un “mini Estado” palestino, que se comprende como la Franja de Gaza y a Cisjordania, abandonando abiertamente las pretensiones de derrotar el control del Estado sionista sobre el territorio palestino y reconociendo la legitimidad de este.
¿Cuál fuerza política es capaz de construir una Palestina “laica, democrática y no racista”? Para los marxistas, sólo hay dos clases en la sociedad moderna que son capaces de realmente establecer su poder: La burguesía o los trabajadores. La camada bastante frágil de los empresarios palestinos ya demostró su completa bancarrota política al aceptar una “coexistencia” bajo el tacón de los sionistas. Cabe al proletariado de la región, en alianza con las masas campesinas pobres y los oprimidos por el capitalismo sionista, luchar contra ese régimen. Mas al organizarse como vanguardia de la lucha contra el sionismo, el proletariado no irá a limitarse al programa democrático de la pequeña-burguesía, sino que va a necesariamente, iniciar la construcción de su propio gobierno, establecido bajo las bases de expropiación de la propiedad burguesa, administración democrática de las empresas y armamento de los trabajadores.
Al reivindicar el programa original de la OLP, abandonado por el propio Fatah en razón de los intereses de clase burgueses y pequeños-burgueses que él representa, los dirigentes de la LIT “olvidan el detalle” de que una Palestina realmente “libre, soberana, democrática y no racista” sólo es posible bajo un régimen de democracia proletaria, y que eso jamás estuvo en el programa de la OLP, ni lo estará, pues va contra su compromiso de mantener el capitalismo. El resultado es que la LIT se pone en defensa de un programa pequeño-burgués. Muchos de sus materiales de propaganda ni siquiera ponen la tarea de construcción de un poder de los trabajadores, o ponen esa tarea de forma desplazada de la lucha (considerada prioritaria) por una Palestina “democrática” [1]. Bajo esa configuración, la Palestina “democrática” defendida por la LIT sería un régimen burgués para substituir Israel. Es en los propios partidos de la burguesía y de la pequeña-burguesía que la LIT busca un instrumento para realizar esa tarea. Por muchos años, la llamó para que la OLP liderase el pueblo palestino y le confirió apoyo político prácticamente acrítico. Mas como en los últimos años la capitulación de la OLP al sionismo quedó demasiado explícita, fue necesario buscar otra fuerza política de la cual se espera el objetivo utópico de la “Palestina libre” sin mención al carácter de clase.
En el 2007, en un artículo publicado en su sitio, el PSTU brasilero defendió la siguiente “alternativa”:
“En este momento es muy importante realizar un llamado a todos los que desean resistir a Israel y sus asociados. El Hamas precisa estar delante de ese llamado a todas las organizaciones de la resistencia palestina, de la izquierda y de las propias bases del Fatah, a romper con su corrupto presidente y repudiar su golpe. La paz sólo vendrá con la lucha intransigente y hasta el fin contra el Estado de Israel y la construcción de una Palestina soberana, laica, democrática y no racista, con el retorno de todos los refugiados.”
― Hamas toma control de la Franja de Gaza, Julio del 2007 (originalmente en portugués)
http://www.pstu.org.br/jornal_materia.asp?id=7020&ida=2
El Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica) surgió en el 1987 como una disidencia de la hermandad Musulmana, siendo un partido que defiende la construcción de un Estado teocrático islámico en Palestina. En el 2007, llegó al gobierno de la Franja de Gaza y hoy controla la mayoría de los asientos en el parlamento organizado por la Autoridad Nacional Palestina. El Hamas ganó bastante prestigio con las masas palestinas en razón de la capitulación gritante de la OLP al régimen sionista y, debido a la situación extrema de la Franja de Gaza, él frecuentemente toma medidas de resistencia contra Israel. Con todo, sus intereses nada tienen que ver con los del proletariado. No sólo él también sustenta el capitalismo, como también es abiertamente antidemocrático, siendo contra los derechos seculares de las mujeres de Palestina e igualando todos los trabajadores israelitas con los asesinos gobernantes de Israel.
Al llamar para que el Hamas “este adelante” de toda la resistencia palestina, la LIT confirió a ese partido nacionalista islámico el “derecho” de liderar a los trabajadores palestinos. Indirectamente, está abdicando de la lucha por un partido revolucionario para ganar el proletariado de la influencia nociva del nacionalismo islámico, diciendo inclusive que es el Hamas quien debe llamar a romper la base del Fatah. Además, ¿como es posible que los dirigentes de la LIT creyeran que el Hamas fuese capaz de llevar a cabo una lucha por un programa que él jamás tuvo, o aunque fuera posible que luchara por una Palestina “laica” (siendo defensores de la teocracia islámica), “libre y soberana” (siendo que están en frente de un gobierno capitalista en un mundo dominado por el capital imperialista); o aunque sea “democrática” (cuando son fanáticos religiosos profundamente misóginos y homofóbicos)? el resultado de una hegemonía del Hamas en la resistencia palestina contra Israel sería aprisionar las masas palestinas al nacionalismo islámico, alienar (todavía más) a los trabajadores israelitas de cualquier oposición al régimen sionista y garantizar que, de una forma o de otra, los intereses sucios de la burguesía serían asegurados. Ningún marxista digno del nombre podría sustentar tal posición.
La escandalosa caracterización del proletariado israelita
Si la palabra de orden de la LIT por una “Palestina libre, laica y democrática” es una clara limitación a un programa democrático-burgués, fruto de su capitulación al nacionalismo árabe capitalista, hay todavía otro aspecto de su política que también es un enorme obstáculo para cualquier perspectiva de revolución proletaria. Según la caracterización hecha por la LIT en el 2011:
“Y así como el Estado sionista no es un Estado normal, sino un enclave militar, tampoco lo es la clase obrera que vive allí. Al ser Israel un Estado artificial, basado en el robo y la superexplotación de los palestinos, la clase obrera judía en Israel es, también, parte de la ocupación. Recibe privilegios de la ocupación. Tiene un nivel de vida mejor del de los trabajadores árabes, exactamente porque recibe migajas derivadas de la explotación de éstos, y por los fondos que Israel recibe de EE.UU.”
“Ninguna clase obrera en el mundo, como ya decía Marx, lucha para empeorar su nivel de vida o para perder sus privilegios. Por eso, la clase obrera israelita no es (y no será) revolucionaria, ni siquiera reformista. Es, intrínsecamente, reaccionaria. Su bienestar depende de la continuidad y de la ampliación de la ocupación del territorio palestino, de su carácter de Estado policial. No se puede esperar de los trabajadores judíos un cambio de carácter del Estado sionista, para que éste deje de ser sionista, racista y expansionista.”
― Sobre el movimiento de los “indignados” en Israel. 22 septiembre, 2011.
http://litci.org/es/archive/sobre-el-movimiento-de-los-qindignadosq-en-israel/
Comencemos por la caracterización de Israel como un “enclave militar”. El régimen sionista ciertamente es financiado pesadamente por el imperialismo, pero la base de su existencia es también la exploración de los trabajadores israelitas y de las masas palestinas, de forma que no se trata de una mera instalación imperialista en el Oriente Medio. E Israel no es el único Estado que recibe insumos financieros y militares por ser un aliado fiel de las potencias imperialistas. Lo mismo se da con varios países árabes, como es el caso de Arabia Saudita, el cual las grandes potencias usan como marionetas locales para contrabalancear los gobiernos burgueses “inestables”, como Irán.
Además de eso, conforme afirmamos en nuestra ya mencionada declaración, “La población israelita no puede ser considerada simplemente como colonos en este momento de la historia. De cualquier manera, se desenvolvió en la región una nacionalidad de habla hebraica.” (Defender a los palestinos! Ninguna confianza en Hamas o Fatah!). Al borrar la existencia de esa nación (y su división en clases fundamentalmente antagónicas) la LIT reduce la contradicción fundamental de la sociedad israelita, no a la lucha entre burgueses y proletarios, pero a una lucha de ambos, los burgueses y proletarios israelitas contra el pueblo palestino (también aquí tomado en bloque, como si no hubiese contradicciones de clase).
Los marxistas no se oponen al derecho de que los judíos habiten en Palestina, ni a los derechos de aquellos que emigraron para allá. La oposición de los marxistas es al proyecto sionista, que defiende un Estado exclusivamente israelita, con un régimen que oprime las masas palestinas, segregándolas sistemáticamente a través de métodos jurídicos y militares. Correctamente, la Cuarta Internacional fue contra la fundación del Estado de Israel en 1948, al mismo tiempo en que buscaba ganar a los trabajadores israelitas contra el sionismo [2]. Es de un simplismo absurdo intentar reducir toda la sociedad israelita de hoy en día a un “enclave militar”. Eso secunda la división de esa sociedad en clases fundamentalmente antagónicas, poniendo en un mismo nivel los exploradores y los explorados.
En segundo lugar, aunque tenga mejores condiciones de vida del que la mayor parte de sus hermanos en los países vecinos del Oriente Medio, el proletariado israelita no es más privilegiado que los países imperialistas (en verdad, posee condiciones de vida bastante inferiores). Tanto su vida no es perfecta y harmónica, que en los últimos años hemos visto masivas protestas en defensa de más recursos públicos para servicios y políticas sociales como salud y educación – algo mucho más próximo de una consciencia reformadora que de una consciencia “intrínsecamente reaccionaria” [3]. La LIT se opone a esas protestas y, al menos en eso, existe la misma actitud de los burócratas sionistas que desean ver menguar y fracasar esa lucha.
El hecho de que la clase trabajadora en algunos países es privilegiada en comparación con la de otros, no cambia el hecho de que es de la clase proletaria que depende una revolución victoriosa (y especialmente la clase trabajadora de los países imperialistas, sin los cuales el socialismo no puede triunfar a nivel mundial). Esa desigualdad es un elemento estructural el cual los capitalistas se fían para dividir a la clase trabajadora en líneas nacionales, pero el trabajador israelita tiene mucho más ventajas en romper con “su” burguesía y buscar un poder en conjunto con las masas palestinas de que mantener su actual condición de clase dominada, explorada y oprimida.
Al contrario de los sionistas, los marxistas argumentan que el sionismo NO sirve para los intereses objetivos de la clase trabajadora israelita. El Estado de Israel, como Trotsky había previsto, que puede acabar siendo una “armadilla fatal” para los judíos que emigraron para allá. Los trabajadores judíos no se benefician de vivir bajo el capitalismo sionista, y su actual apoyo a “su” clase dominante, así como el apoyo que la clase trabajadora de muchos países presta a “sus” gobiernos, es una falsa consciencia que los revolucionarios deben buscar desenmascarar.
Al fin y al cabo, es de una total falta de coherencia que supuestos marxistas crean seriamente que los trabajadores tengan que perder (“empeorar su nivel de vida” o “perder sus privilegios”) al derrotar sus patrones y asumir el control de la riqueza producida por ellos. Ciertamente, de que los trabajadores israelitas jamás podrán ser convencidos es apoyar a partidos nacionalistas islámicos como el Hamas (y que el PSTU consideró en el 2007 que debería “estar adelante de los palestinos”) que son contra su derecho a existir como pueblo. Pero ellos tienen todas las razones objetivas para luchar lado a lado de las masas palestinas por la destrucción del régimen sionista y por una Palestina socialista de los trabajadores de todas las religiones y etnias (que es una tarea que la LIT relega a un futuro incierto). El que impide a los trabajadores israelitas de luchar por ese objetivo es su ceguera ante la ideología sionista y la ausencia de un partido revolucionario que defienda la unión internacionalista de los trabajadores de los dos pueblos contra sus verdaderos enemigos.
Esa escandalosa caracterización realizada por la LIT, hace que subestime completamente al proletariado israelita como un poderoso aliado en potencial de las masas palestinas en la lucha por su liberación. Tal postura de considerar que la clase trabajadora de Israel es “intrínsecamente reaccionaria” también significa el abandono de cualquier perspectiva realista de revolución socialista en la región, una vez que los trabajadores israelitas constituyen actualmente el mayor componente de la clase trabajadora.
Esa abstención ante el proletariado israelita es el lado reverso de su capitulación a los partidos nacionalistas árabes. Y tal capitulación es tan profunda que llega al extremo de defender y legitimar ataques reaccionarios indiscriminados contra la población israelita:
“Las organizaciones de la izquierda mundial deben responder claramente a las siguientes preguntas. ¿Estamos o no a favor de que la guerra actual se desarrolle hasta derrotar completamente al ejército sionista y destruir el Estado de Israel? ¿Estamos o no a favor de que aumenten y sean cada vez más efectivas las acciones de Hezbollah, Hamas o la Yihad Islámica contra la población del enclave colonial israelí, como ahora ocurre con los bombardeos sobre Haifa? ¿Estamos a favor o no de exigir a los gobiernos árabes, cualquiera que sea su característica, que intervengan en esta guerra para facilitar la destrucción del Estado de Israel?” (nuestra énfasis)
“En nuestra opinión quienes respondan negativamente han dejado de ser revolucionarios para ser, en palabras de Lenin, ‘meros pacifistas pequeño burgueses’. Por nuestra parte, reiteramos nuestra respuesta positiva (…)”
― Por la destrucción del “estado gendarme” de Israel. 22/08, 2006
http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=2309
Dos cosas están amalgamadas aquí. Primero, la LIT parece referirse a la defensa de Palestina y de otras naciones oprimidas por Israel (como era el caso del Líbano, que estaba siendo atacado en el 2006), que es una tarea de todos los comunistas consecuentes. Es evidente que, por desear la derrota del Estado sionista por una revolución, los trabajadores se benefician del debilitamiento de Israel bajo los golpes de una nación subyugada por él, aunque no deban dar ningún milímetro de apoyo político a los nacionalistas burgueses. Pero a seguir, se reivindica el apoyo a actos de agresión contra la población de Israel (lo que incluiría ciertamente a su clase trabajadora). No hay nada de “leninista” en apoyar actos sanguinarios de odio étnico. La LIT menciona a Lenin (sin citar ningún texto suyo) afirmando que quien no apoya tales actos es un “pacifista pequeño-burgués”. Aunque no concuerden con métodos “terroristas”, los comunistas no condenan actos de violencia que tengan como punto a miembros de la burguesía, su ejército y su estructura de represión (como aquellos que realizan los Narodiniki rusos). Mas no hay nada de ventajoso para los trabajadores en reivindicar ataques, digamos, las residencias, escuelas o estaciones de tren en Israel, por grupos islámicos. Tales ataques son reaccionarios y sólo refuerzan el clima de odio comunal de la región, llegando principalmente a los trabajadores.
El hecho de que los dirigentes de la LIT prefieran ignorar los intereses comunes entre los explorados árabes y los explorados israelitas demuestra una total falta de fibra revolucionaria para defender el programa de la clase proletaria y una voluntad de “escoger la línea de menor resistencia”. La consciencia de clase atrasada de los trabajadores israelitas, gran parte de los cuales (contra sus intereses objetivos) defiende formas de ideología burguesa como el sionismo, hace pensar a tales revisionistas, un “refugio” en una popular ideología nacionalista árabe, también burguesa, pero más receptiva. Contra esa capitulación, los marxistas reiteran que su guerra contra el régimen sionista es una guerra de clase, a ser protagonizada por los trabajadores palestinos e israelitas (junto a las otras clases oprimidas y con apoyo de los proletarios del resto de Oriente Medio). La posición de los revolucionarios de defensa táctico-militar de los palestinos contra Israel, incluyendo apoyo táctico-militar a los partidos burgueses o pequeños-burgueses palestinos que resistan a los ataques sionistas, debe siempre venir acompañada de una denuncia implacable de la falsa política del nacionalismo burgués.
Nahuel Moreno y su fatalismo antimarxista
La capitulación de la LIT al programa del nacionalismo árabe (ya abandonado por sus propios representantes) y a los limites capitalistas de ese programa posee en su raíz las posiciones programáticas desarrolladas por Nahuel Moreno, el fallecido dirigente argentino fundador de esa organización. En 1982, en una polémica publicada en el Correo Internacional número 8 (septiembre de 1982), Nahuel Moreno discutió con un compañero de la sección chilena de la LIT, quien levantó críticas bastante pertinentes (aunque limitadas) a su política oportunista. El primer cuestionamiento levantado por el “compañero chileno” (cuyo nombre no es revelado) fue el siguiente:
“1. ¿Por qué levantamos como consigna central la de “Palestina laica, democrática y no racista” burguesa? ¿Por qué estamos por la construcción de un estado burgués en Palestina? Esto, entendiendo de que si surge un estado con esas características en lucha contra el sionismo y el imperialismo lo apoyamos pero no queda claro por qué hoy lo reivindicamos como nuestra consigna.”
“2. ¿No hacemos con esto una concesión a la ideología reaccionaria de la “revolución por etapas”, tan cara al stalinismo y a la pequeña burguesía? Si no nos equivocamos, ésta fue la consigna central del stalinismo y de la burguesía y pequeñoburguesía palestina hasta hace poco (como señala Correo Internacional 7). ¿No decimos lo mismo que el stalinismo cuando planteamos que este Estado burgués palestino servirá “como un paso en la lucha por el socialismo” (Declaración de la LIT)?”
― Carta de un camarada chileno. Santiago, 31 de julio 1982.
https://www.marxists.org/espanol/moreno/pi1105.htm
De hecho, Moreno realizó una profunda revisión del marco programático del marxismo en la cuestión de la estrategia revolucionaria. Diferente del esfuerzo hecho por la Internacional Comunista y por la Cuarta Internacional para buscar una estrategia para la revolución proletaria mundial mismo en los países atrasados del capitalismo, donde era fundamental ganar el apoyo de los campesinos (que era mayoría de la población), Moreno se adaptó a la idea de que era necesario limitarse a un programa democrático-burgués en una “primera fase” de la revolución en todos los países del mundo. Él expuso abiertamente que era necesaria una “etapa”, que llamó de “revolución democrática”, en la lucha por la revolución socialista. Esto no es una lectura parcial, sino que es algo que Moreno afirmó abiertamente.
“Acá hay un problema político grave, tremendo, que toco al pasar si tenemos tiempo vamos a hacer un libro grande . Pareciera que el hecho de la contrarrevolución capitalista ha replanteado la necesidad de que tiene que haber una revolución democrática. Y que ignorar que lo que se plantea en los países adelantados donde hay regímenes contrarrevolucionarios también es una revolución democrática, es maximalismo, es tan grave como ignorar la revolución democrático-burguesa en los países atrasados. Esto es muy importante. No sé si es correcto o no. Si es correcto, hay que cambiar toda la formulación de las Tesis de la revolución permanente.”
― ESCUELA DE CUADROS – ARGENTINA 1984. Teoría de la revolución.
https://www.marxists.org/espanol/moreno/1980s/1984esc/esc-2.htm
Tal postura altera la forma como se lida con los partidos burgueses y pequeños-burgueses. De enemigos de la revolución proletaria a los cuales no se puede dar ningún apoyo político y de los cuales se debe exponer a capitulación y las vacilaciones para ganar de sus bases los trabajadores conscientes, pasan a “líderes” de una “revolución democrática”, a los cuales los morenistas dan su apoyo. (Para leer otra crítica al concepto de “revolución democrática” morenista: “El golpe militar en Egipto y la posición escandalosa de la LIT” octubre de 2013 – en portugués). Prosigue Moreno:
“Si es correcto, cambia toda nuestra estrategia con respecto a los partidos oportunistas, y en buena medida respecto a los partidos burgueses que se oponen al régimen contrarrevolucionario. Como un paso hacia la revolución socialista, nosotros estamos a favor de que venga un régimen burgués totalmente distinto.”
Este “etapismo” descarado, a disposición en orientar la lucha del proletariado en torno de tal “revolución democrática”, la cual jamás existió fuera de la imaginación fértil de Moreno y de sus seguidores [4], “cambia la estrategia con relación a los partidos burgueses”. En su carta, el “compañero chileno” astutamente pregunta “¿Es nuestro método perseguir por la ‘izquierda’ a la pequeña burguesía e ir retomando los despojos de las consignas que ella desecha en el camino de su capitulación ante el imperialismo?”
Efectivamente, Moreno y la LIT renegaron la posición trotskista de que la lucha por la revolución proletaria debe estar en primer plano político inclusive en la defensa de una nación oprimida. Moreno y Cia. reniegan también que el sujeto político de esa revolución debe ser el partido de vanguardia del proletariado, armado con el programa bolchevique. Contrariando los enseñamientos fundamentales de la Teoría de la Revolución Permanente, prefieren depositar sus esperanzas en la falsa noción de una “revolución democrática” como la antesala de aquella, siendo esta supuestamente liderada por partidos oportunistas y también burgueses.
El método de Moreno por lo tanto no es el del marxismo, que es encontrar las formas de ganar el proletariado para el programa de la revolución socialista, haciéndolo romper con la ideología burguesa y con los partidos burgueses, pero sí, un método objetivista, para el cual no importa el actual liderazgo de las masas o su carácter de clase, se debe intentar “empujarla” para el camino de la “revolución democrática” (aun cuando esos partidos burgueses rechazan las demandas democráticas más básicas, como es el caso del Hamas). Ese es también el motivo de su abandono a la lucha para ganar al proletariado israelita ante el programa del marxismo, ya que este es mucho más políticamente atrasado. En su respuesta al “compañero chileno”, Moreno da una verdadera “aula” de su método objetivista:
“Si el propósito decisivo y fundamental es la destrucción del estado sionista, se trata de establecer cuales son las fuerzas objetivas que en este momento están embarcadas en esa tarea progresiva, historia; y cuáles las mejores consignas para apoyarlas y lograr que cumplan su cometido con el mayor entusiasmo y fuerza.”
“¿Acaso lo están haciendo los explotados y los discriminados sabras y sefaradíes de Israel? ¿ O son los trabajadores azquenazis? En este momento esas fuerzas son baluarte del estado sionista y no la vanguardia de su destrucción. La aristocracia obrera azquenazi, a través del Partido Laborista, esta con todo el sionismo. Los sabras y sefaradíes le dieron la base electoral a Begin y apoyan con entusiasmo sus planes de colonización de las tierras árabes.”
“Esto deja actualmente como único sector social en lucha permanente contra Israel al movimiento árabe y mahometano, a cuya vanguardia indiscutida están los palestinos, arrojados de su patria por los sionistas. Desde hace 34 años, cuando se construyó el estado racista, la forma de luchar por su destrucción es apoyar la justa guerra de los palestinos y musulmanes. No vemos otra, porque no hay otra fuerza en la realidad objetiva, que se enfrente, armas en la mano, contra el sionismo.”
― POLEMICA SOBRE MEDIO ORIENTE, Septiembre de 1982.
https://www.marxists.org/espanol/moreno/pi1105.htm
El marxismo considera que la única clase consistentemente revolucionaria de la sociedad moderna es el proletariado. Los revolucionarios no se desesperan ante la actual consciencia atrasada de los trabajadores. En el Programa de Transición, Trotsky habló sobre la distancia entre las tareas históricas puestas para el proletariado y su nivel atrasado de consciencia para cumplirlas. Es preciso pacientemente construir poco a poco una consciencia revolucionaria en el seno de las luchas del proletariado. Mas lo que Moreno hizo, fue aceptar como “hecho consumado” el atraso de los trabajadores israelitas y que el liderazgo de la lucha contra el régimen sionista sería la burguesía árabe, en la figura de la OLP, ignorando completamente las traiciones realizadas por esa dirección, prometiendo “apoyarla”, adaptando para eso sus consignas y su programa. Ese método es mantenido hasta hoy por sus seguidores. Apoyar cualquier fuerza “objetiva” (o sea, con influencia de masas) en la lucha contra gobiernos enemigos del proletariado, independiente del programa, liderazgo y clase social que esta fuerza represente. Es evidente que la OLP jamás cumplió la esperanza de los morenistas. Al contrario, siguió su trayectoria esperada y cada vez se adaptó más a los intereses sionistas e imperialistas.
Otro cuestionamiento del “compañero chileno” fue: “¿Por qué no caracterizamos ni siquiera en el Boletín Interno a la OLP? ¿No es acaso una organización frentista controlada por la burguesía y pequeñoburguesía, con Arafat como expresión de esto? ¿No es una organización que ha dado sobradas muestras de capitulación –en abierta contradicción con el increíble heroísmo desplegado por el pueblo palestino?”. En su entusiasmo por embellecer a la OLP como liderazgo de su “revolución democrática”, Moreno rasgó completamente al marxismo.
“Ustedes caracterizan a la OLP como si fuera un partido político más. Para nosotros, representa la nacionalidad palestina como organización estatal sui generis laica, democrática y no racista, en guerra. Es casi un estado: es un frente único que abarca a todo el movimiento palestino en lucha por reconquistar su patria y volver a ser un estado. De hecho es un gobierno, reclamamos por su reconocimiento del mismo modo que lo hacíamos por el FSLN en Nicaragua. Es una nacionalidad organizada a la que le suprimieron la tierra: cuando la recupere volverá a ser nación. Es una nación sui generis.”
“Cuando ustedes desconocen esa función de la OLP, considerándola una simple fracción política de los palestinos, le otorgan un fundamento de ‘izquierda’ a la caracterización del imperialismo. También él la desconoce como organización nacional palestina, definiéndola como una corriente terrorista.”
― Ídem.
Influenciado por la popularidad que entonces tenía la reivindicación de la OLP de ser algo como un “gobierno en el exilio” y legítimo representante de las masas palestinas, Moreno introdujo una categoría ajena al marxismo, de que un partido político puede representar a “una nación” como un todo, cada una de sus clases, del proletario y del campesino al gran capitalista. Rechazamos la amalgama morenista que aquellos que expusieron el carácter burgués del liderazgo de la OLP estaban “fundamentando la caracterización del imperialismo”. Trotsky combatió precisamente ese tipo de revisionismo básico contra Stalin y su caracterización de que el partido nacionalista Kuomintang era un “partido de cuatro clases” o de que los gobiernos burgueses del Frente Popular eran “gobiernos democráticos antifascistas”. En todas esas ocasiones, eran los estalinistas quienes defendían la colaboración con la burguesía disfrazándola de “representante de todas las clases democráticas”. Los marxistas no precisan inventar ese tipo de artimaña porque su compromiso es con la revolución del proletariado. Todavía que tácticamente puedan defender alianzas militares con los partidos burgueses de una nación oprimida, como es el caso de los palestinos, reconocen en estos su carácter de clase. La caracterización de Moreno servía apenas para intentar blindar a la OLP de críticas, y así pavimentar el camino de su traición a las masas palestinas.
Tenemos aquí dos estrategias distintas: la del morenismo y la del marxismo revolucionario. El primero consiste en adaptar las palabras de orden y las consignas al objetivo de intentar “empujar” a los partidos nacionalistas burgueses para cumplir una “revolución democrática” cuyas demandas estos mismos rechazan, y que tendría como resultado esperado un Estado burgués. También considera al proletariado israelita de la región parte del mismo bloque que sus opresores y se posiciona contra las luchas de este. Ese esquema se muestra completamente falso cada vez que uno de los “líderes” de la supuesta “revolución democrática” traiciona a las masas palestinas. Ya el método del marxismo prevé correctamente que esas organizaciones burguesas van a, inevitablemente traicionar a las masas palestinas, y desea reunir estas bajo el liderazgo del proletariado, al mismo tiempo en que quiere dividir el “monolito” sionista en líneas de clase. Busca así unificar la lucha de los trabajadores israelitas y árabes en torno a sus intereses comunes de clase y de los derechos democráticos de los palestinos en la lucha por la revolución socialista, que construya un gobierno proletario que pueda encender la chispa de la revolución internacional. En ese momento, esta es la única vía verdaderamente realista para los que quieren luchar por el socialismo en Palestina.
Por una alianza internacionalista entre trabajadores árabes e israelitas!
El problema fundamental del proletariado en Palestina es la ausencia de un instrumento con influencia de masas que combata el Estado de Israel con los métodos y la bandera internacionalista de la clase trabajadora, el partido revolucionario conjunto de los trabajadores israelitas y palestinos que luche para poner un fin definitivo al terror sionista. Este objetivo sólo puede ser obtenido a través de la movilización de los trabajadores de las dos naciones en pro de la defensa de los palestinos y por demandas democráticas y transitorias que desenmascaren el monstruo sionista, así como los débiles gobernantes de la “Autoridad Palestina”.
Ante la inexistencia de tal partido, los revolucionarios no deben adaptarse a la consciencia actual de los trabajadores, ni a las variantes más “radicales” de los intereses burgueses, como el Hamas. Su papel es luchar contra las tendencias nacionalistas, socialdemócratas o stalinistas presentes en el seno de la clase trabajadora, reunir e entrenar una columna de cuadros para construir, cuando la oportunidad surja, su partido revolucionario.
Tal partido debe defender los derechos nacionales de los palestinos, incluyendo el derecho de retorno de aquellos palestinos que emigraron a la fuerza, bien como la expropiación y socialización de toda la riqueza producida por los trabajadores palestinos e israelitas y la utilización democrática, racional y planeada de esos recursos para mejorar radicalmente las condiciones de existencia de esos dos pueblos, a vivir de forma fraterna en una tierra compartida por hermanos de clase, sin odio religioso o étnico. Apenas un partido así será reconocido por los trabajadores de las dos naciones como verdaderamente suyo – y cargará la bandera de su próxima victoria.
NOTAS
[1] Por ejemplo, en ninguna de las declaraciones recientes del PSTU (Brasil) acerca de la cuestión palestina se habla de las tareas de una revolución socialista. Todas se limitan a lo programa de una “Palestina laica, democrática e no racista”:
Gaza: uma vitória palestina: http://www.pstu.org.br/node/20963
Os sinais da Terceira Intifada: http://www.pstu.org.br/node/20864
Juventude Palestina, exemplo de força e resistência: http://www.pstu.org.br/node/20864
Repudiamos a nova agressão de Israel aos Palestinos:
http://www.pstu.org.br/node/20864
[2] A posição trotskista na Palestina: Contra a Corrente (1948):
http://rr4i.milharal.org/2012/07/16/arquivo-historico-a-posicao-trotskista-na-palestina/
[3] Considerando el fuerte antisemitismo que existió entre los rusos al largo de generaciones de brutales opresores (de los zares a Stalin), es preocupantemente sospecho que el artículo que afirma la imposibilidad de los trabajadores israelitas sean “ni siquiera reformistas” tenga sido escrito justamente por la sección rusa de la LIT, el POI. Es necesario resaltar que, a pesar de esta posición ter su origen en el proprio Moreno (ver sección siguiente de esta polémica), el no ten sido utilizada de forma explicita en artículos y declaraciones del PSTU o de la LIT. Es necesario resaltar además que este tipo de afirmación justifica directamente la defensa que la LIT hace de las agresiones contra la populación israelita (ver crítica adelante).
[4] Solamente en los últimos años, los morenistas declararan “revoluciones democráticas victoriosas” en la intervención imperialista en Libia, que alzó al poder los “rebeldes” fundamentalistas, y también en el golpe militar contra el gobierno del Hermandad Musulmana en Egipto. Lea nuestras polémicas acerca de estas posiciones (en portugués):
De que lado da trincheira? http://rr4i.milharal.org/2011/11/17/polemica-com-o-pstu-e-com-a-ler-qi-sobre-a-libia/
O golpe militar no Egito e a posição escandalosa do PSTU/LIT. http://rr4i.milharal.org/2013/10/31/o-golpe-militar-no-egito-e-a-posicao-escandalosa-do-pstu-lit/