Declaración de posición adoptada por el I Congreso Nacional del Reagrupamiento Revolucionario, enero de 2019.
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El 10 de enero, Nicolás Maduro juró su segundo mandato como presidente de Venezuela a medida que su régimen se desarrolla más y más hacia el autoritarismo. En este momento, está pasando rápidamente del bonapartismo semidemocrático que estaba bajo Chávez a una dictadura total, basada en gran medida en el ejército. Esto está sucediendo debido a una considerable pérdida de popularidad después del fallecimiento de Hugo Chávez, seguido de una profunda crisis económica que actualmente afecta al país. El año pasado, las tasas de inflación superaron el 1000%, lo que llevó a una severa degradación de las condiciones de vida de la población, especialmente de la clase trabajadora.
Como analizamos en nuestro artículo de 2017 sobre Venezuela [1], la oposición proimperialista de derecha al PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) y al chavismo en general ha estado ganando impulso. Ganaron las últimas elecciones legislativas (2016) y realizaron una serie de protestas callejeras masivas en 2017. Es posible ver el creciente autoritarismo del régimen de Maduro para mantenerse en el poder en la disolución de facto del Congreso, que ha sido reemplazado por una Asamblea Constituyente cuya elección violó el sufragio universal y se aseguró de que el PSUV retenga la mayoría, se ha arrestado a líderes opositores y manifestantes, así como a miembros del sistema judicial, incluidos aquellos que se consideran chavistas pero que critican a Maduro.
A pesar de su demagogia “socialista”, el gobierno del PSUV nunca fue otra cosa que un gobierno que intentara promover la conciliación de clases. Utilizó los fondos del petróleo para satisfacer algunas de las necesidades básicas de los trabajadores y los pobres (algo raro en América Latina), pero también abordó el deseo de los capitalistas de mantener una tasa de ganancia competitiva. Pretendían conciliar las necesidades materiales más inmediatas de las dos clases fundamentales de la sociedad y favorecer a la llamada “burguesía bolivariana” que supuestamente era “nacionalista” y “responsable”. La caída de los precios del petróleo en el mercado internacional reveló poderosamente que este proyecto no podría tener éxito a largo plazo. Sin las grandes ganancias petroleras, el proyecto bolivariano perdió su terreno y comenzó a colgar en el aire ante las contradicciones de clase del capitalismo venezolano.
Incapaz de atender a los intereses burgueses para aumentar las tasas de ganancia o continuar haciendo concesiones a los trabajadores, el régimen perdió el apoyo de ambas clases que intentó conciliar. Solo sobrevivió debido al apoyo social obtenido a lo largo de los años y ahora espera que el cese de la crisis económica conduzca a otro ciclo de riqueza basado en las ventas de petróleo.
El chavismo es cada vez más autocrático y esbelto, ya que mantiene su receta de “colaboración de clase” en medio de la cruel realidad del capitalismo venezolano. Esto ha llevado al “socialismo bolivariano” a significar el estricto control del poder en manos de la burocracia del PSUV: un gobierno bonapartista capitalista que suprime las luchas organizadas por el movimiento obrero y evita la organización independiente de los trabajadores. Al mismo tiempo, refuerza el aparato burocrático militar del estado para defenderse de las burguesías nacionales e imperialistas cada vez más hostiles.
Dado que la mayoría de la izquierda dicha socialista en Venezuela ha capitulado históricamente ante la perspectiva falsa del “socialismo bolivariano” construido por el gobierno del PSUV, hoy no existe una oposición de izquierda proletaria significativa al gobierno de Maduro. Como resultado, muchos de los trabajadores que perdieron la confianza en Maduro o cualquier otra esperanza de que los “viejos tiempos” de Chávez puedan regresar, se hayan vuelto apáticos, hayan intentado abandonar el país o hayan encontrado expresión por su enojo al apoyar a la oposición de derecha, que es la sección de la burguesía con vínculos más estrechos con el imperialismo estadounidense. Como no hay una conciencia clara de que la crisis en Venezuela se deba al sistema capitalista, y que solo al superar este sistema se puede resolver los principales problemas que sufren las masas, un gran número de trabajadores tienen la falsa expectativa de que algún tipo de “pal económico” de la oposición de derecha podría cambiar la situación para mejor.
La oposición reaccionaria y el imperialismo estadounidense se sienten ahora lo suficientemente cómodos como para planear un golpe de estado para derrocar a Maduro. Si tienen éxito, seguramente liquidarán todos los beneficios sociales de los trabajadores venezolanos que están cristalizados en la actual configuración de fuerzas de la sociedad venezolana. Su táctica ha sido manipular la insatisfacción popular para dar legitimidad a sus planes de golpe (como fue el caso con la serie de protestas callejeras de 2017) mientras estudian las posibilidades de una incursión militar extranjera en el país. En agosto pasado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, preguntó a sus principales consultores sobre los posibles escenarios de una invasión militar contra Venezuela. [2] Incluso anunció a periodistas que podría considerar una “opción militar contra Maduro”. [3] En septiembre de 2018, salió a la luz el hecho de que los principales miembros del gobierno de Trump se habían reunido con oficiales del ejército venezolano interesados en un golpe de estado. [4] A pesar de negar públicamente los planes de invadir Venezuela, Trump y sus asesores parecen estar dispuestos a perseguir este esfuerzo. Un destacado miembro del gobierno colombiano liderado por Ivan Duque (que está extremadamente subordinado al imperialismo estadounidense) dijo recientemente que “Si [el presidente brasileño Jair] Bolsonaro declara una intervención militar para derrocar a Maduro, contará con la ayuda de Colombia” (octubre de 2018). [5] La propia histeria xenófoba y conspirativa de Bolsonaro a cerca de un inexistente “comunismo” venezolano es también un factor a tener en cuenta en el tablero de ajedrez continental.
Maduro ha respondido a estas amenazas reforzando su aparato militar. Durante el último año, organizó una “milicia civil” que, según él, tiene más de 1,6 millones de miembros. [6] También se acercó a Rusia y China en busca de acuerdos para armas, entrenamiento militar y equipo para las fuerzas armadas venezolanas. [7] Recientemente ha habido rumores sobre la posibilidad de establecer una base militar rusa en el país. [8] Obviamente, esto no está confirmado y los portavoces oficiales niegan estas acusaciones. Pero parece claro que ambas partes se están preparando para un confronto.
Ante estas crecientes tensiones, es tarea de todos los socialistas denunciar las amenazas de Trump, Duque y Bolsonaro. Si, por un lado, el gobierno de Maduro no tiene capacidad para satisfacer los intereses de los trabajadores, por otro una invasión militar contra Venezuela, articulada o dirigida por los Estados Unidos, significaría el establecimiento de un régimen títere que se vendería aún más al imperialismo. Aumentaría, así, la explotación de los recursos naturales de Venezuela y de sus trabajadores por parte de las potencias imperialistas, empeorando cada vez más las condiciones de vida ya críticas de la población (para tener un ejemplo de esto, es suficiente ver lo que le sucedió a Libia en 2011 [9]).
Por lo tanto, todos los preparativos estadounidenses, colombianos o brasileños para un ataque contra Venezuela deben enfrentarse con protestas callejeras y acciones de boicot, huelgas y piquetes para bloquear tropas y equipo militar. La ocupación de edificios públicos estratégicos también podría desempeñar un papel, junto con la agitación general de cuán dañoso sería ese ataque para todos los trabajadores y los pueblos de América Latina. La “defensa de la democracia” no es más que una falsa excusa de las grandes potencias en su intento por robar mejor los recursos naturales y obtener mano de obra barata en beneficio de sus barones y millonarios capitalistas. Para los trabajadores, esto significaría la pérdida de la soberanía y la explotación duplicada.
Si bien ciertamente es necesario luchar por los derechos democráticos en Venezuela, es responsabilidad de los trabajadores venezolanos liderar esta lucha, no de los imperialistas ni de sus partidarios. Si el gobierno de Maduro se resiste a los intentos de golpe o las invasiones militares, es un deber de todos los socialistas tomar su lado tácticamente, no con el objetivo de defender al gobierno en sí mismo, sino la organización limitada y los logros de la clase trabajadora que persisten a pesar de las intenciones de Maduro. Es una regla general de la lucha de clases que aquellos que no se preocupan por defender las posiciones conquistadas son incapaces de luchar para obtener otras nuevas, y mucho menos de luchar por el poder cuando surge la oportunidad. Pero la única alternativa para los trabajadores frente a la oposición de derecha y el creciente autoritarismo del gobierno de Maduro es prepararse para luchar no solo por los beneficios democráticos y sociales, sino también por un auténtico gobierno de trabajadores venezolanos. Esto no debe confundirse con un gobierno de PSUV en alianza con una “burguesía bolivariana”, sino que es el poder directo de los consejos proletarios para gobernar democráticamente los recursos naturales del país y los frutos del trabajo.
Para esto, se necesita un partido socialista revolucionario en Venezuela, un partido capaz de dar una clara expresión política proletaria a la ira popular contra el gobierno de Maduro. Un punto de partida sería que aquellos que se consideran socialistas dejen de difundir la falsa opinión de que el gobierno del PSUV es de alguna manera progresista, “antiimperialista” o incluso socialista. A pesar de algunas demagogias, por el contrario, el gobierno del PSUV es un gobierno burgués por delante del estado capitalista. Hoy necesita a los trabajadores de su lado para derrotar las amenazas imperialistas. Pero si logra mantenerse en el poder, inevitablemente traicionará las expectativas de los trabajadores en un intento por consolidar nuevas alianzas con la burguesía y eliminar el riesgo de una auténtica revolución socialista. La independencia de clase ante el chavismo (así como ante la oposición proimperialista) es, por lo tanto, la única posibilidad para que ganen los trabajadores.
¡Derrotar las amenazas de guerra hechas por Trump, Duque y Bolsonaro contra el pueblo de Venezuela! Ninguna confianza en Maduro: ¡los trabajadores deben esforzarse por construir un socialismo real estableciendo consejos proletarios como la base para un futuro estado obrero!
APÉNDICE: En el día 23 de enero, después de haber finalizado esa declaración, el presidente del legislativo (órgano “anulado” por la Constituyente, pero aún funcionando) se declaró el legítimo presidente de Venezuela, con apoyo de EEUU y listo reconocimiento por Brasil y Colombia. Algunos días atrás, ya había ocurrido una reunión de opositores burgueses en las dependencias del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, con presencia de representantes de EEUU y del “Grupo de Lima” (articulación de gobiernos latinoamericanos contra el gobierno Maduro). Se trata de una maniobra que prepara terreno para un golpe de la oposición burguesa contra Maduro, con el apoyo de los grandes capitales extranjeros e imperialistas. Como ya habíamos declarado en nuestro artículo de 2017, los socialistas no deben dar ningún apoyo a esa oposición y buscar, en cambio, construir una vía clasista para superar el chavismo. A pesar de que Maduro tampoco merece el apoyo de la clase obrera, ante un golpe que profundizaría la dominación imperialista sobre los trabajadores venezolanos, es una tarea de la clase trabajadora detener una empresa de esas a través de manifestaciones y huelgas, y de aquellos fuera de Venezuela de realizar manifestaciones internacionalistas (pero sin apoyo político a Maduro).
NOTAS:
[1] https://rr4i.milharal.org/2018/02/09/venezuela-en-llamas/
[2] https://edition.cnn.com/2018/07/04/politics/donald-trump-venezuela-invasion/index.html
[3] https://www.reuters.com/video/2017/08/11/trump-threatens-venezuela-with-military?videoId=372305336
[4] https://www.nytimes.com/2018/09/08/world/americas/donald-trump-venezuela-military-coup.html
[5] https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2018/10/colombia-sugere-alianca-com-bolsonaro-para-derrubar-maduro.shtml
[6] https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2018/12/maduro-diz-que-milicia-civil-da-venezuela-chega-a-16-milhao-de-membros.shtml
[7] https://brasil.elpais.com/brasil/2019/01/10/internacional/1547150403_382340.html
[8] https://www.abc.es/internacional/abci-cabello-sobre-instalacion-base-rusa-venezuela-ojala-no-tres-cuatro-diez-201812191404_noticia.html
[9] https://rr4i.milharal.org/2011/09/02/gadafi-derrumbado-por-los-imperialistas-en-libia/
y https://archive.org/d ownload/LivretoLenin/01_L%C3%ADbia.pdf