Perspectivas de la lucha
[Esta carta fue escrita por James P. Cannon a un activista sindical del Socialist Workers Party [Partido de los Trabajadores Socialistas] de Cleveland, Ohio, en 6 de marzo de 1953 y trata de la lucha fracional de Cannon contra los partidarios de Bert Cochran, que se habían aliado a los pablistas europeos. Esta carta se ha traducido del Internal Bulletin (Boletín interno) del SWP, Vol. 15, No. 12 (mayo de 1953). Fue más tarde publicada en inglés en Speeches to the Party (Discursos al partido, Nueva York: Pathfinder Press, 1973). Primera impresión en Spartacist No. 27, diciembre de 1996]
Querido Ted:
Me alegró recibir tu carta del 2 de marzo. No tenías que decirme que habías esperado que “no hubiera un conflicto fundamental” con los cochranistas [la fracción del SWP asociada con los pablistas]. Esa ha sido la actitud de muchos de los miembros del Comité Nacional. Pero políticamente no tenían razón. Todas las implicaciones de la posición cochranista estaban bastante claras hace un año. Por eso tomé la medida drástica de exigir que mostraran sus cartas en la reunión ampliada extraordinaria del CP [Comité Político] que tuvo lugar en esas fechas.
Esperaba poner en cuarentena a esta tendencia fraccional mientras todavía era incipiente; y al mismo tiempo dar una oportunidad a los involucrados para reflexionar sobre la gravedad del rumbo en el cual se habían embarcado, y quizá dar marcha atrás antes de que fuera demasiado tarde. La renuencia de tantas de las personas dirigentes a reconocer la perspectiva de una lucha dentro de la “familia” (“¡Dios mío, hemos sido amigos y compinches por tanto tiempo!”) frustraba todo intento de tratar políticamente el problema.
El sentimiento de amigos-compinches, el sentimiento de paz-en-familia, los cuales tengo que decirte francamente, no tienen nada que ver con la política leninista -el leninismo pone al partido por encima de la familia- determinaron una actitud pasiva, de espectador, en los momentos más críticos y lograron resultados contrarios a los buscados. Sólo envalentonó a los cochranistas, les animó a ir más allá y más rápidamente de lo que se habían propuesto, e hizo inevitable la lucha decisiva actual.
Como probablemente recordarás, en esa reunión caractericé a esta fracción -en una carta que propuse enviar a todos los miembros del CN [Comité Nacional] y a nuestros compañeros en el extranjero- como una “alianza sin principios que no revela sus objetivos.” Mi propósito era forzarlos o a plantear sus objetivos o a decir que no tenían ninguno. El propósito no era “buscar camorra” sino insistir que si iba a haber una lucha, debía ser llevada a cabo abiertamente.
Nunca he oído que un partido leninista sea construido y educado con la guerra de guerrillas. Pero a pesar de mis deseos e intenciones, hemos visto un año de guerra de guerrillas desde entonces, con el resultado de que muchos camaradas jóvenes han sido envenenados y desorientados por el chismorreo y la calumnia. Y ahora vamos a tener la lucha abierta después de todo. Y aun hoy, después de las experiencias instructivas de un año de guerra de guerrillas corruptora, tenemos a unas personas nerviosas y a unas viejas abuelas del género masculino, agitándose nerviosamente y preguntando: “¿Cuál será el resultado? ¿Cuál es la perspectiva?”
Esto me hace reír, si se puede reír con desdén amargo. La perspectiva es educar y reeducar al partido sobre los principios programáticos de las “Tesis sobre la revolución norteamericana” y en el método de la política leninista; y mostrar en el curso de una discusión prolongada, completa y paciente que el tipo cochranista del revisionismo no es mejor que ningún otro tipo.
¿Cuál será el resultado? A menos que nuestra lucha consecuente de 25 años se haya desperdiciado en el cuadro que ensambló -todos y cada uno de cuyos miembros debe su existencia política a esa lucha- el resultado será una reconsolidación del cuadro, una reinspiración al trabajo y una lucha renovada con un convencimiento firme de su gran misión histórica.
¿Habrá algunas pérdidas? No sé, y en esta fase de los sucesos no es mi preocupación primordial. Lo que me preocupa es salvar al partido de la degeneración y la muerte que sólo pueden resultar de una orientación falsa y una dirección incompetente. Cuando logremos ese objetivo, y no antes, podemos pasar a prestar atención al problema de individuos que han servido bien en el pasado, con tal que hubieran seguido la línea correcta, y pueden servir bien en el futuro bajo las mismas condiciones.
Cuando se trata de cuestiones trascendentes se puede inscribir como ley para esta lucha partidista así como para cualquier otra que: cuanto más resuelta, agresiva e intransigente sea la lucha contra la tendencia revisionista, tanto menores serán a la larga las pérdidas, si las hay. El leninismo no tiene nada que ver con las consideraciones rencorosas de venganza personal, despecho, favoritismo, discriminación, persecución, y demás. Tampoco tiene nada que ver con un sentimentalismo reblandecido respecto al destino de individuos cuando están en juego las cuestiones trascendentes de principio y de política.
Eso es lo esencial del asunto tal como lo veo, Ted. Adjunto copias de cartas que he escrito a camaradas dirigentes. Hay seis miembros del Comité Nacional aquí en Los Angeles. Nos hemos mantenido cuidadosamente al tanto de la situación del partido conforme se desarrollaba en el CP desde que salí de Nueva York hace seis meses, y estas cartas te darán una idea aproximada de la evolución de nuestro pensamiento sobre el asunto.
Mis cartas a Vincent del 7 de octubre y la carta relacionada del 9 de octubre a Farrell muestran que no nos interesaba una lucha organizativa si hubiéramos podido conseguir que los cochranistas pusieran por escrito su programa y tener una discusión plena en el partido. Han pasado seis meses desde que salí de Nueva York. La lucha fraccional ha continuado con creciente furia en el CP, pero el partido sigue esperando que la oposición cumpla con la demanda que les he planteado -en esa reunión ampliada del CP de hace un año- para que “revelen sus objetivos”.
Los comentarios de Al Adler que citas en tu carta dicen mucho más sobre el programa cochranista de lo que sospechan los miembros del partido. Pero los comentarios de Al todavía no incluyen todo el programa; Cochran aún no le ha dicho ni siquiera a Al lo que pretende en realidad. Eso hay que deducirlo de su conducta en el CP, de intenciones furtivamente insinuadas en su “Informe sindical” a la Convención Nacional, y de mociones que presentó en el CP: la moción contra la campaña electoral en Los Angeles en particular.
Es el deber de una dirección política deducir el programa de estas cosas y forzarlo a salir al descubierto; y no permitir que el partido sea corrompido por la guerra de guerrillas fraccional antes de que todo el programa sea por fin desenmascarado.
Jim