Informe de Spartacist a la Conferencia de Londres (1966) del Comité Internacional
[Observaciones hechas durante la discusión del informe político de Cliff Slaughter a la Conferencia del Comité Internacional por el camarada Robertsan, el 6 de abril de 1966, en nombre de la delegación de Spartacist (con correcciones de menor importancia) Primera impresión en marxistas Cuadernos n º 1]
En nombre del grupo Spartacist, saludo a esta conferencia convocada por el Comité Internacional. Es ésta la primera participación internacional de nuestra tendencia; estamos profundamente agradecidos de la oportunidad de oír e intercambiar puntos de vista con camaradas del movimiento mundial.
Por consiguiente, consideramos que tenemos la responsabilidad de presentarles nuestros puntos de vista específicos en lo que tienen de relevante y distintivo, sin adaptarlos o m:x:lificarlos en razón de una falsa unanimidad que nos perjudicaria a todos, ya que tenemos, en nuestra opinión, valiosos puntos de vista que ofrecer.
Estamos presentes en esta conferencia sobre la base de nuestra concordancia fundamental con la resolución internacional del Comité Internacional; más aún, el informe del camarada Slaughter ha sido por nosotros sólidamente comunista, unificado íntegramente por una determinación revolucionaria.
1. ¿QUE ES EL PABLlSMO?
El punto central de la conferencia es “la reconstrucción de la Cuarta Internacional, destruida por el pablismo.” Por lo tanto, es lógico que la cuestión, “¿Qué es el pablismo?” ha sido discutida a fondo. No estamos de acuerdo con que el pablismo no sea sino la expresión de corrientes orgánicas de reformismo y estalinismo, sin ralees dentro de nuestro movimiento. También estamos en desacuerdo con la opinión de Voix Ouvriere de que el pablismo puede ser explicado Simplemente en referencia a la composición social pequeñoburguesa de la Cuarta Internacional, como tampoco podriá explicarse la naturaleza especifica de una enfermedad en referencia únicamente al debilitamiento del cuerpo en el que se han establecido particulares microbios.
El pablismo es una respuesta revisionista a nuevos problemas planteados por la expansión estalinista posterior a 1943. Y el pablismo ha sido atacado dentro del movimiento por una mala “ortodoxia” representada, hasta en los últimos años, por el ejemplo de Cannon. Debemos responder a los nuevos desafíos de una maneraverdaderamente ortodoxa: como lo expresa Gramsci, debemos desarrollar la doctrina marxista por medio de su extensión, no buscando absorciones eclécticas de nuevos elementos ajenos, como lo ha hecho el pablismo.
La presión que produjo el pablismo comenzó en 1943, después del fracaso de la perspectiva de León Trotsky de la desintegración de la burocracia soviética y de nuevas revoluciones en la postguerra: esta falla resultó de la incapacidad de forjar partidos revolucionarios. Después de 1950 el pablismo dominó la Cuarta Internacional. Solamente cuando los frutos del pablismo se revelaron claramente es que se llegó a separar una sección de la Cuarta Internacional. En nuestra opinión, el movimiento ortodoxo todavía tiene que enfrentarse a los nuevos problemas teóricos que lo hicieron susceptible al pablismo en 1943-50, y que dió origen a una escisión desigual y parcial en 1952-54.
Lucha inevitable
La lucha contra el pablismo es la forma histórica específica de una lucha necesariamente continua contra el revisionismo, que no puede ser “finalmente” resuelta dentro del marco del capitalismo. Bernstein, Bujarin y Pablo, por ejemplo, han sido nuestros antagonistas en fases particulares de esta lucha, que es, a la vez, necesaria e inevitable y que no puede ser “resuelta”.
Estas son algunas de nuestras opiniones sobre el pablismo; no son exhaustivos, porque están conformadas por los aspectos particulares del pablismo que han tenido una importancia especial en nuestra propia lucha contra él.
Discrepamos con la noción de que la presente crisis del capitalismo es tan aguda y profunda que el revisionismo trotskista es necesario para domar a los trabajadores en forma comparable a la degeneración de las Segundas y Terceras Internacionales. Una tan errónea apreciación tendría como punto de partida una sobrestimación enorme de nuestro significado actual, y por consiguiente sería desorientadora.
Es necesario concentrarnos en lo que dijo Lenín con relación a las varias crisis omnipresentes que asedian al imperialismo (un sistema esencialmente en crisis desde antes de 1914). Lenin indicó que no hay situaciones imposibles para la burguesía; es necesario echarla. De lo contrario, las crisis son acontecimientos cotidianos para los mecanismos y agencias del imperialismo aturdiendo de año en año. Justamente ahora, de hecho, su tarea es más fácil después del terrible destrozo del movimiento obrero indonés; añádase a esto los otros reveces que exponen la dependencia de los revisionistas de estratos pequeñoburgueses burocráticos, tal como la putrefacción creciente de la URSS, el aislamiento de China, el sojuzgamiento de India, la estabilización nítida de África, y Castro hecho cautivo de Rusia y los EE. UU. La lección central de estos episodios es la necesidad de construir partidos revolucionarios obreros, o sea, nuestra capacidad de intervenir en la lucha.
2. TACTICAS ANTIPABLISTAS
Un camarada francés lo expresó bien: “no hay familia del trotskismo”. Solamente existe el pro grama correcto del marxismo revolucionario, que no es una sombrilla. Sin embargo, existen hoy cuatro corrientes internacionales organizadas que se reclaman todas ser “trotskistas” y a las cuales se refieren, en un sentido convencional, cornil trotskistas. Esta .situación debe resolverse por medio de escisiones y fusiones. La razón de la .presente apariencia de una “familia” es que cada una de las cuatro tendencias – el “Secretariado Unificado”, la “Tendencia Revolucionaria Marxista” del propio Pablo, la “Cuarta Internacional” de Posadas y el Comité Internacional – cuenta, en algunos países, con el único grupo reclamándose de la bandera del trotskismo. De ahí que en sus áreas atraen a todos los trotskistas ostensibles y suprimen la polarización; no hay lucha y diferenciación, ganando a unos y obligando los otros a abandonar sus pretenciones de revolucionarios y trotskistas. Así, cuando varios camaradas de Spartacist visitaron a Cuba, encontramos que el grupo trotskista allá, parte de la “internacional” de Posadas, consistió en su mayoría por excelentes camaradas que luchaban con valor en condiciones difíciles. Los discursos aquí de los camaradas daneses y ceilaneses, representando secciones de izquierda del Secretariado Unificado, reflejan tales problemas.
La desintegración parcial y el resultante desnudo vergonzoso de las fuerzas del Secretariado Unificando la expulsión de Pablo, la traición ceilanesa, la línea de colaboración de clases del SWP en cuanto a la guerra vietnamita, el arrastramiento de Mandel ante la herencia social demócrata de Bélgica – prueban que ha pasado el tiempo cuando la lucha contra el pablismo podría librarse en un plano internacional dentro de un marco organizativo común. Y la experiencia particular de nuestros grupos en los EE.UU., que fueron expulsados simplemente por las opiniones que sostenían, sin derecho de apelación, demuestra que el Secretariado Unificado miente cuando reclama de integrar todos los trotskistas.
Debemos hacerlo mejor
Hasta ahora no hemos tenido mucho éxito en aplastar a los pablistas, creemos; el impacto de los solos acontecimientos, no importa lo favorables que sean objetivamente o devastadores para las doctrinas revisionistas, no logrará derrótalos. En los EE.UU., la división del ala izquierda del SWP durante su historia de cinco años ha sido un gran regalo a la dirección revisionista del SWP.
Actualmente nuestra lucha con los pablistas debe ser preponderantemente desde afuera de sus organizaciones; sin embargo, en muchos países sigue siendo necesario un periodo de frentes unidos y de penetración organizativa en los grupos revisionistas, con el fin de consumar la lucha por la verdadera reconstrucción de la Cuarta Internacional, culminado en un congreso mundial para fundarla nuevamente.
3. CLARIFICACION TEORICA
Las experiencias de las luchas argelinas y cubanas, cada una desde su propio lado, san muy importantes por la luz que arrojan sobre la distinción decisiva entre obtener la independencia nacional sobre una base burguesa y las revoluciones del tipo chino que conducen a un real rompimiento. con el capitalismo, aunque confinados dentro de los limites de un estrato gobernante burocrático.
Dos elementos decisivos han sido comunes a la serie de levantamientos bajo lideratos de tipo estalinista, como en Yugoeslavia, China y Vietnam: 1) una guerra civil de guerrillas campesinas que, primero,’ Saca al movimiento campesino del control inmediato del imperialismo y sustituye una dirección pequeñoburguesa; y, después, si resulta victoriosa, toma los centros urbanos y de por su propia trayectoria aplasta las relaciones de propiedad capitalista, nacionalizando la industria bajo una dirección bonapartista recientemente consolidada; 2) la ausencia de la clase trabajadora como competidor por el poder social, y en particular la ausencia de BU vanguardia revolucionaria. Esto permite un papel excepcionalmente independiente para secciones pequeñohurgueses de la sociedad, impidiendo así la “polarización que ocurrió en la Revolución de Octubre en la que la mayoría de las secciones militantes de la pequeña burguesía fueron arrastrad.as en pos de la clase obrera revolucionaria.
Revolución politica
Sin embargo, está claro que se necesita una revolución política suplementaria para abrir el camino al desarrollosocialista o en las primeras etapas (como en Vietnam de hoy), la activa intervención de la clase trabajadora para tomar la hegemonía de la lucha nacional-social. Solamente aquellos que como los pablistas, creen que las burocracias estalinistas (o al menos algunos, por ejemplo Yugoeslavia, China o Cuba) pueden ser una dirección revolucionaria socialista, deben ver en este entendimiento una negación de la base proletaria de la revolución social.
Por el contrario, precisamente, es que el campesinado pequeñoburgués bajo las más favorables circunstancias históricas concebibles no pudo lograr una tercera vía, ni capitalista, ni obrera. En cambio, lo que ha resultado en China y Cuba fue un estado de la misma orden del que salió de la contrarrevolución política de Stalin en la Unión Soviética, la degeneración de Octubre. Por eso es que definimos tales estados como estados obreros deformados. Y la experiencia después de la Segunda Guerra Mundial, si se le entiende correctamente, no ofrece razones para el abandono revisionista de la perspectiva y la necesidad de un poder obrero revolucionario. Al• contrario, es una gran vindicación de la teoría y las conclusiones marxistas bajo circunstancias nuevas, no previamente esperadas.
Debilidad y confusión
Muchas declaraciones y posiciones del Comité Internacional muestran debilidades teóricas o confusión sobre esta cuestión. Así, la declaración del Comité Internacional sobre la caída de Ben Bella declara:
“Donde el estado toma’ una forma bonapartista en beneficio de una burguesía debilitada, como en Argelia o Cuba, entonces el tipo de ‘levantamiento! que ocurrió el 19-20 de junio en Argel está al orden del día.”
– Newsletter, 26 de junio de 1965
Mientras las nacionalizaciones en Argelia encubren actualmente un 15 por ciento de la economía, la economía cubana está esencialmente completamente nacionalizada; China probablemente tiene más vestigios de su burguesía. Si de veras la burguesía cubana está “debilitada”, como lo afirma el Comité Internacional: sólo se puede observar que debe estar cansada de haber nadado el largo trayecto a Miami, Flórida.
En cambio, la corriente resolución del Comité Internacional, “Reconstruyendo la Cuarta Internacional”, 10 expresa muy bien:
“De la misma manera, la Internacional y sus partidos son la clave al problema de la lucha de clases en los países coloniales. Los lideres pequeñoburgueses nacionalistas y sus colaboradores estalinistas restringen la lucha al nivel de liberación nacional o, al extremo, a una versión de ‘socialismo en un solo país’, mantenida por la subordinación a las políticas de coexistencia de la burocracia soviética. De esta manera, todos los logros de la lucha obrera y campesina, no solamente en el mundo árabe, India, sureste de Asia, etc., sino también en China y Cuba [nuestro énfasis, Spartacist], se confinan dentro de los límites de la dominación imperialista, o son expuestas a la contra revolución (la coalición contra China, la crisis de los misiles en Cuba, la guerra de Vietnam, etc.).”
Aquí Cuba se iguala plenamente con China, no con Argelia.
El documento sobre la Revolución Cubana producido hace varios años por la sección francesa del Comité Internacional sufre, en nuestra opinión, de un desenfoque central. Considera la Revolución Cubana como análoga a la experiencia española de los años treinta. Esta analogía no es solamente defectuosa; pone la énfasis precisamente en lo que no es común entre las luchas en España y Cuba, es decir, una verdadera revolución obrera en España que fue aplastada por los estalinistas.
Superando un método malo
En nuestra, opinión, los pablistas han sido reforzados en contra de nosotros por este reflejo simplista del Comité Internacional, que en su afán de defender la validez y necesidad del movimiento revolucionario marxista tiene que negar la posibilidad de una transformación social dirigida por la pequeña burguesía. Este es un método malo: al fondo, dice que el estado obrero deformado equivale al camino hacia el socialismo; es el error pablista al revés y una profunda negación de la concepción trotskista de que la casta dirigente burocrática es un obstáculo que debe ser derribado por los obreros si van avanzar hacia adelante.
El análisis teórico de Spartacist acerca de las porciones atrasadas del mundo fortalece, en nuestra estimación, las posiciones programáticas que tenemos en común con los camaradas del Comité Internacional mundialmente.
4. CONSTRUYENDO UNA SECCION EN LOS EE.UU.
El principal aspecto de nuestra tarea que a los camaradas extranjeros puede parecer enigmático es la cuestiónnegra, una cuestión sin paralelo que tiene una importancia crítica e inmediata. Sin una conducta correcta hacia los jóvenes militantes y trabajadores negros, no estaremos en condiciones de traducir para las condiciones norteamericanas en enraizamiento de nuestra sección entre las masas.
Hemos luchado tenazmente para adquirir un entendimiento teórico en el curso de nuestra lucha dentro del SWP contra el nacionalismo negro, expresado por esquemas que desintegran una perspectiva revolucionaria. Hemos defendido la posición de que los negros en los EE.UU. constituyen una casta oprimida, definida por su raza y color y concentrada en su mayoría en la clase obrera como una capa superexplotada Teniendo en cuenta nuestro tamaño numérico restringido, y a pesar de una composición social que todavía no supera del 10 por ciento de negros, hemos adquirido una experiencia considerable. Tenemos un núcleo en Harlem, Nueva York. Intervenimos en varias maneras en las erupciones del ghetto negro durante los veranos de 1964 y 1965, adquiriendo experiencias valiosas.
[El resto del informe no fue escrito antes de la presentación; está redactado basándose en el borrador. Las cuestiones de propaganda y agitación no fueron tratadas detalladamente en el informe, pero aparecen en el proyecto del documento de Spartacist sobre tareas Concretas, copilado en la noche previa a la presentación del informe oral. Por tanto la sección mencionada de ese proyecto se cita a finales de este informe.]
Nuestra resolución preliminar tratando de nuestro trabajo en el Sur destaca: “Tal vez nuestra realización más notable hasta la fecha ha sido la construcción de varios núcleos de la Spartacist League en el corazón de los estados sureños, sobre todo en Nueva Orleans. Este es un paso modesto en términos absolutos y nos provee no más que un trampolín para un trabajo sistemático. Lo que sí es notable es que ninguna otra organización reclamándose de revolucionaria tiene hoy una base en el corazón del Sur.”
Negro y blanco
La cuestión racial en los EE.UU. se difiere de la de Inglaterra. En realidad se le puede ubicar entre la situación en Inglaterra y la de Sud África. Así que un 2 por ciento de la población británica es de color, en Sud África más de 2/3 de la población es negra. En los EE.UU. mientras un 20 por ciento de la población es negra o de habla español, en cambio en la clase obrera (dada la composición preponderantemente blanca de las clases altas) los no blancos cuentan un 25 o 30 por ciento. Esto significa que en Inglaterra la intensidad de explotación está distribuida desigualmente pero sin tropiezos agudos dentro de una clase obrera esencialmente homogénea. Al otro extremo, en Sud África, los obreros blancos tienen ingresos diez veces más grandes que los negros y viven en gran parte del trabajo de los negros. Esto levanta una barrera casi insuperable contra acciones de clase en común (el caso de las relaciones entre los trabajadores europeos y musulmanes en Argelia). En la clase obrera de los EE. UU. los negros llevan una carga cualitativamente más pesada. En tiempos tranquilos, de niveles de lucha de clases más bajos como ahora, tienden a ser separados de los obreros blancos. Por eso la juventud negra en Norteamérica hoy es la única contraparte a la juventud militante blanca de la clase obrera inglesa que se encuentra en la Young Socialists.
Uniendo la clase
Sin embargo, estamos conscientes de que a un cierto punto de la lucha de clases entrarán en la escena los principales destacamentos de los obreros, i.e., negros y blancos en organizaciones comunes de clase como los sindicatos. Toda huelga muestra esto. En preparación para las masivas luchas de clase en el futuro, hemos empezado a construir fracciones en ciertas secciones claves y accesibles de la clase obrera. Pero hoy el reclutamiento de militantes jóvenes negros es un atajo para adquirir cuadros proletarios; virtualmente todos aquellos militantes forman parte de la clase obrera.
Finalmente, sabemos que bajo ciertas condiciones en los EE.UU. para construir un verdadero partido revolucionario se requerirá la participación en sus filas y en su dirección de una grande proporción, tal vez una mayoría, de los más explotados y oprimidos, los obreros negros.
Un grupo de propaganda luchador
El proyecto de las tesis de Spartacist declara: “La meta táctica de la SL en el próximo período es de construir un grupo de propaganda suficientemente grande y capaz de intervención agitacional en cada lucha social de los EE.UU., como un paso necesario en la construcción del partido revolucionario. Para esta intervención buscamos un crecimiento de nuestras fuerzas de por lo menos diez veces. Partiendo de nuestras presentes fuerzas limitadas, alrededor de 100, avanzamos hacia nuestra meta sobre tres líneas paralelas de actividad: escisiones y fusiones con otros grupos, participación directa en las luchas de las masas, y fortalecimiento y educación de nuestra organización.