Enfrentamiento en Chile
Originalmente una hoja volante de la S.L. (Spartacist League de los EE.UU.) del 4 de septiembre de 1973. Esta versión fue impresa en Cuadernos Marxistas No. 3.
Un baño de sangre se prepara en Chile mientras que las fuerzas derechistas intentan crear un caos político y económico, como preparación para un golpe contrarrevolucionario. La existencia misma de un movimiento obrero independiente y las vidas de decenas de miles de militantes proletarios están en peligro. ¿Volveremos a las condiciones del “decenio negro” de los años 50, con los sindicatos aplastados y el Partido Comunista fuera de la ley, siguiendo a la imposición brutal de una dictadura militar? ¡Solamente una revolución obrera puede prevenir esto, y el primer obstáculo que se le opone es el gobierno del frente popular de Allende!
No son sólo los capitalistas y sus representantes directos los que están preparando la inminente catástrofe; ni simplemente las bandas fascistas, el Partido Nacional ultraconservador, ni los almirantes y generales gorilas; ni aún los demócratas cristianos, que apoyan la coalición nacionalista-fascista-militarista al llamar a sus “asociaciones profesionales” (médicos, pilotos, tenderos y propietarios de camiones) a un paro patronal. Los autores principales de este crimen son los agentes de los patrones en el movimiento obrero ―los líderes reformistas del Partido Comunista, el Partido Socialista y la federación laboral CUT, el Compañero Presidente Allende y el gobierno del Frente popular, que se han puesto de acuerdo en no entrometerse en el cuerpo de oficiales de las fuerzas armadas, que han rehusado expropiar la propiedad de los capitalistas industriales; que han intentado acabar con la reciente huelga de mineros ametrallando a los huelguistas; que han intentado repetidamente persuadir a los demócratas cristianos a entrar en la coalición de la Unidad Popular y que han pedido a los militares que entren en el gobierno; que rehúsan armar a los obreros y que respaldan las leyes que prohíben las milicias obreras.
Ahora el Partido Comunista pide a los obreros que “defiendan a Chile” y “apoyen a Allende”. Pero ¿cómo ha “defendido” el PC a Chile? Los estalinistas han sido la fuerza principal que ha empujado a una coalición con los demócratas cristianos, y a la limitación del número de empresas nacionalizadas (incluso introduciendo legislación ―la ley Millas― para devolver las fábricas tomadas por los obreros a sus antiguos propietarios), y al oponerse a la formación de milicias sindicales. ¡Corvalán, jefe del PC, incluso se opone a armar a los obreros bajo el pretexto de que demuestra “desconfianza hacia el ejército”! Ahora los estalinistas nos vienen con el eslogan filisteo-pacifista de “¡No a la guerra civil!” Pero la burguesía ha comenzado ya sus preparativos para la guerra civil: ¡Quien sea, el que hoy “dice no” a la guerra civil está pidiendo una capitulación miserable de los obreros!
¿Cómo podemos impedir el triunfo de las fuerzas reaccionarias? Cuando se vieron enfrentados, en agosto de 1917, con el intento del general Kornilov de derrocar el gobierno de Kerensky y de aplastar a los obreros revolucionarios de Petrogrado, los Bolcheviques hicieron una llamada por un frente unido de todas las organizaciones obreras para aplastar a los conspiradores contrarrevolucionarios e incluso luchar junto con las tropas del gobierno burgués de Kerensky. Lenin escribió:
“Incluso ahora nosotros no apoyamos al gobierno de Kerensky. Lucharemos, estamos luchando contra Kornilov, igual que lo hacen las tropas de Kerensky, pero no apoyamos a Kerensky. Al contrario desenmascaramos su debilidad. Ahí está la diferencia. Es una diferencia sutil, pero es altamente esencial y no debe ser olvidada.”
― “Al Comité Central del P.O.S.D.R.”, 30 de agosto de 1917
Continuando la tradición bolchevique-leninista los trotskistas deben hacer una llamada por un frente unido de todas las organizaciones obreras para aplastar la ofensiva derechista-militarista en Chile, y a la vez continuar la lucha para el derrocamiento del gobierno del frente popular de los “socialistas” y generales mediante una revolución proletaria. El gobierno de la Unidad Popular no es un gobierno proletario. Es una coalición de partidos obreros y capitalistas. La presencia de la burguesía “radical” y de los generales “democráticos” es una garantía de que el gobierno de Allende no sobrepasará los límites del capitalismo. Su presencia es una garantía de que los obreros y los campesinos continuarán desarmados y atomizados ante el inminente golpe de las derechas. En vez de presionar a Allende para que rompa las negociaciones con los demócratas cristianos y los generales, para que incremente el número de nacionalizaciones, para que instituya un “control obrero” desde arriba, etc., nosotros debemos pedir que los obreros rompan inmediatamente con el frente popular burgués y los partidos del gobierno, y luchar por un gobierno obrero y campesino basado en un programa revolucionario de expropiación de la burguesía agraria e industrial.
• ¡Armar a los obreros! ¡Milicias obrera basadas en los sindicatos y los Cordones Industriales! ¡Por un Comité Militar del Frente Unido de las Organizaciones Obreras, consejos de Soldados y Campesinos para Desarmar a los Fascistas y Aplastar a los Golpistas!
• ¡Por la Abolición del Ejército Burgués y su Cuerpo de Oficiales! ¡Organicemos Consejos de Soldados Unidos a los Sindicatos!
• ¡Por la Construcción de Consejos Centralizados de Obreros y Campesinos Pobres!
• ¡Abajo los Ministros Militares! ¡Abajo los Pactos con los Demócratas Cristianos! ¡Por un Gobierno Obrero y Campesino!
• ¡Hacia la Formación de un Partido Trotskista Chileno! ¡Hacia el Renacimiento de la Cuarta Internacional!