Suplemento del 24 de septiembre de 1973 del Beacon, publicación del Militant-Solidarity Caucus del NMU
Esta versión fue impresa en Cuadernos Marxistas no. 3 por la Spartacist League de los EE.UU. en 1975.
(El Militant-Solidarity Caucus es un grupo de oposición dentro del principal sindicato marítimo de los EE.UU., el National Maritime Union. Coincidimos con los argumentos y la resolución que fue presentada a la reunión del Puerto de Nueva York.)
El reciente golpe en Chile ha constituido un grave revés para todos los obreros del mundo. Los obreros de Chile querían tomar el poder estatal y dirigir la economía en su propio interés. Su victoria hubiera conferido un tremendo impulso hacia delante a todos los trabajadores. Las traiciones de sus líderes condujeron trágicamente a una inevitable derrota sangrienta. Aunque dirigido ostensiblemente contra el gobierno de Allende, este golpe tenía como objetivo a los sindicatos, a los partidos y organizaciones de la clase obrera y de los campesinos pobres. La junta militar ha anunciado planes para juzgar a más de 5.000 ciudadanos detenidos en estos últimos días. Incluidos están no sólo gran parte de los lideres de los partidos obreros así como militantes individuales que se resistieron ante el golpe militar, sino también un gran número de refugiados políticos que habían buscado asilo en Chile. Muchos de éstos eran representantes da los movimientos laborales y de izquierda de otros países de Latinoamérica que habían entrado en Chile huyendo de la persecución en su propio país. Ahora se enfrentan al peligro de ser deportados y con certeza encarcelados, o de ser tratados brutalmente a manos de la junta chilena.
El gobierno de los EE.UU., como parte de su estrategia para asegurar continuos beneficios a los hombres de negocios estadounidenses, apoya firmemente este golpe. La mayor parte de la ayuda norteamericana a Chile durante los recientes meses ha sido ayuda militar. Los generales chilenos han sido los más fieles defensores de los patronos yanquis y de sus socios menores en Chile. El fallo más importante de Allende fue el crear ilusiones en los oficiales militares y en los partidos del capital – hasta manteniendo lazos con ellos. El Militant-Solidarity Caucus del NMU ha puesto siempre de relieve la necesidad de que los trabajadores cuenten con sus propias fuerzas. Allende destruyó la única posibilidad de una victoria de la clase obrera y hasta de su propia defensa cuando accedió a la demanda de los legisladores capitalistas de permitir el embargo de las armas de los obreros, ¡cuando lo que debía haber estado haciendo es armar a los obreros! Sus intentos de parecer “respetable” al confiar en el ejército prepararon esta derrota. Los marineros norteamericanos, y los miembros del NMU en particular, se han dado cuenta de la disminución de los viajes a Valparaíso en Chile, al llevar a cabo los Estados Unidos un virtual embargo para sabotear la economía chilena. Con el establecimiento de una junta militar mucho más abiertamente favorable a los intereses de los negocios norteamericanos, sin duda alguna pronto se restablecerán las relaciones comerciales.
Los marineros estadounidenses deben oponerse a este plan de los patronos. Los obreros han demostrado tradicionalmente su apoyo a las luchas de los obreros de otros países. El principio de solidaridad internacional es particularmente importante para los trabajadores marítimos. El Militant-Solidarity Caucus pide la construcción de un sindicato marítimo internacional único como parte de la lucha para crear un contingente de lucha más efectivo contra los conglomerados internacionales. Con el tremendo aumento de la matriculación en el extranjero de barcos nacionales, cualquier organización laboral que no se extienda para unirse con los obreros sindicados, incluyendo los no organizados, de otros países está condenada a ver la decadencia del nivel de sus propios miembros. El NMU es testigo de esto ahora mismo.
Lo mismo que los obreros apoyan a otros obreros en huelga iniciando huelgas de solidaridad, así han tradicionalmente demostrado su apoyo los obreros por sus compañeros de la clase obrera víctimas de la toma de poder de fascistas y militares. Las sangrientas luchas en Chile hoy son la continuación de las luchas entre la clase obrera y los capitalistas por otros medios que los habituales métodos económicos y sindicales. La solidaridad obrera es tan apropiada ahora aquí como si los obreros chilenos estuvieran en huelga. Pero la situación es mucho más crítica que una huelga: ¡los líderes de la clase obrera están siendo encarcelados, torturados y asesinados, y todas las organizaciones obreras están siendo sistemáticamente destruidas! Es el deber de los obreros norteamericanos y de sus organizaciones el denunciar el golpe militar en Chile, y el ayudar a los trabajadores chilenos combatientes. Medidas adoptadas incluyen las demostraciones de protesta, los boicots de productos chilenos, la ayuda a los refugiados políticos y donaciones de comida, medicamentos, y otros materiales necesarios para luchar más efectivamente contra los patronos chilenos y sus oficiales militares.
En el pasado, como después de la toma de poder de los nazis y sobre todo durante la Guerra Civil Española, los obreros norteamericanos y sus organizaciones han ayudado de esta manera a los obreros extranjeros en lucha. Loa marineros, a causa de su posición vital en la economía, pueden jugar un importante papel al dirigir los boicots y al transportar material para los obreros en el extranjero. Y el NMU, a pesar de las pretensiones de los presentes líderes de que la política no tiene ningún lugar en los sindicatos, ha tomado en el pasado posiciones claras sobre estos puntos. Durante la Guerra Civil Española el Pilot daba parte frecuentemente de resoluciones de apoyo tomadas a bordo o en puerto. Por ejemplo, el 3 de febrero de 1939 el Pilot informó sobre una reunión en la Oficina Central del Departamento de Stewards en la que se hizo una colecta para España y se pidió la terminación del embargo de armas, que estaba mutilando a las fuerzas antifranquistas.
Era perfectamente correcto que el NMU considerara que el problema de la Guerra Civil Española era pertinente a los asuntos del sindicato. Sin embargo, los líderes del NMU tenían, aún entonces, una visión errada de cómo mejor ayudar a sus compañeros españoles. Hicieron una llamada para presionar al gobierno, pidiendo que rehusara reconocer al asesino Franco. Lo absurdo de esta demanda fue puesto de manifiesto cuando el Presidente Franklin Roosevelt reconoció el régimen de Franco sólo cuatro días después de la caída de Madrid ante los fascistas en marzo de 1939. Hoy, la gente equivocadamente apremia al gobierno estadounidense para que no reconozca a la junta militar chilena, o pide a las Naciones Unidas (un arma de los poderes capitalistas) que intervenga. A pesar de sus pretensiones de apoyar a la “democracia”, los intereses del gobierno de los EE.UU., bajo liberales como Roosevelt o conservadores como Nixon, se cifran en aplastar el movimiento obrero. El contar con el gobierno de los EE.UU. para oponerse a los fascistas en España o a los gorilas en Chile es un callejón sin salida, y conduce a la creación de ilusiones falsas sobre el estado capitalista. Los obreros deben contar con su propia fuerza organizada y no con la “buena voluntad” de su enemigo de clase.
Resolución del NMU Militant-Solidarity Caucus
Visto que el reciente golpe militar en Chile ha sido un tremendo revés para el movimiento obrero internacional, y
Visto que es el deber de los miembros del NMU el demostrar nuestra solidaridad con los trabajadores chilenos en nuestra lucha común contra los intereses de los negocios en todos los países, y
Visto que la clase obrera no puede buscar el enderezar la situación apelando al gobierno de los Estados Unidos o a las Naciones Unidas, por lo tanto
Se decide que los miembros del NMU en esta reunión de septiembre en el Puerto de N.Y., declaran su apoyo a los obreros chilenos en contra de la junta militar, a través de medidas apropiadas tales como ayuda económica y de otra índole para las organizaciones obreras chilenas y los refugiados políticos, y un boicot a los puertos chilenos.
24 de septiembre de 1973